Galicia reduce sus tramos negros: de 260 kilómetros hace cinco años a 58
Seis de sus carreteras tienen riesgo elevado, entre ellas la N-547 su paso por Arzúa y Melide | En el tercer puesto del ‘ranking nacional’ está la N-6 en Lugo, que el año pasado lideró tabla

Siniestro mortal ocurrido en la N-547 a su paso por Arzúa. | B. A.
Casi 58 kilómetros de riesgo. Es la extensión de las seis de carreteras de titularidad estatal en Galicia marcadas en rojo por su alta siniestralidad, dos de ellas con el nivel más alto de alerta y que, a su vez, están entre las de mayor peligrosidad de España: la N-6 y la N-634, ambas en Lugo. Pese a este balance de los tramos negros detectados en Galicia, en los últimos se ha logrado mejorar el estado de sus vías y la tasa de accidentalidad que registraban. De estar entre los primeros puestos del ranking nacional tanto en número de tramos como en balance de kilómetros de riesgo elevado —ha llegado a ser la segunda comunidad con mayor peligrosidad e incluso tuvo el peor tramo de España—, ha pasado al quinto puesto de la tabla y ha reducido el número de kilómetros con elevada siniestralidad. Así se desprende del análisis de los informes sobre la Evaluación de la Accidentalidad en la Red de Carreteras del Estado de EuroRAP, en el que participa la Fundación RACE, y que en el presentado ayer analiza los siniestros ocurridos en el periodo 2021-2023 en tramos de más de 5 kilómetros y con un nivel de tráfico superior a los 2.000 vehículos al día.
En cinco años, Galicia redujo a menos de la mitad sus tramos de riesgo elevado, pasando de 13 en 2019 a 6 en el informe de 2024. Y en cuanto a los kilómetros identificados como de riesgo alto y medio-alto, son casi un 80% menos que en hace un lustro: de 261,5 se pasó a 57,47.
En la lista de las 82 carreteras de titularidad estatal de mayor peligrosidad de España hay seis en Galicia, entre ellas la N-547 a su paso por Arzúa y Melide —con un índice de 65,1, la quinta de mayor riesgo en el conjunto de la comunidad gallega—. Se trata de la única en la provincia de A Coruña. Pero además, está la N-6, en Begonte (Lugo), en el primer puesto del ranking gallego y en el tercero del mapa nacional (con un índice de riesgo de 152,8), seguida de la N-634 también en Lugo, a su paso por Lourenzá (100,1), otros dos en la N-550 en Pontevedra (con índices de 71,8 y 60,4) y uno en la N-525 en Ourense en las proximidades de Allariz (70,6). Y de los 61 identificados en España como de riesgo alto, dos están en Galicia: los dos de la provincia de Lugo, de los que el de la N-6 fue en el informe de 2023 el de mayor peligrosidad de todo el país.
El análisis de la Fundación RACE en casi 25.800 kilómetros de la red de carreteras del Estado, revela que en el conjunto del país hay casi 759 kilómetros con índice de riesgo elevado, de ellos el 7,5% están Galicia frente a más del 10% que llegó a representar hace años. La media nacional de kilómetros con riesgo elevado sobre el total de kilómetros de las carreteras de titularidad estatal se sitúa en un 2,9%, que en el caso de la comunidad gallega se queda en el 2,5%. Esta tasa coloca a Galicia a la cola del mapa nacional, por detrás de Comunidad Valenciana (2,3% de su red viaria), Madrid (1,8%), Extremadura (1,7%) y Castilla-La Mancha (0,5%). En el caso de Navarra, el informe destaca que no tiene tramos de carretera con índices de riesgo elevados.
Las carreteras de la zona Noreste del país, tal y como revela el informe, son las que tienen el porcentaje más elevado de tramos con riesgo Alto, encabezados por La Rioja (el 6,8% de su red viaria estatal), Cataluña (6,2%) y Aragón (5,9%). Además de estas Comunidades, las del Principado de Asturias y Cantabria superan los valores medios de 2,9% que resultan de esta evaluación.
Para la Fundación RACE, el mantenimiento de la infraestructura es la primera de las medidas que se deberían llevar a cabo para minimizar la siniestralidad vial. Otras medidas, como la instalación de radares en los puntos de riesgo elevado, según apuntan, ayudarían también a reducir esta siniestralidad. De hecho, actualmente, solo dos tramos de riesgo elevado cuentan con un radar fijo de control de velocidad.
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