El PP logra la Alcaldía de Outes con el apoyo de un tránsfuga socialista
Francisco Calo asume el bastón de mando tras una moción de censura aprobada por el voto de Caamaño, expulsado del PSOE | Gritos de «traidor» y «pesetero» en el pleno

Francisco Calo (c.), portando la vara de mando de Outes con los ediles del PP. | Lavandeira Jr./Efe
Javier Ramos
Outes tiene un nuevo alcalde desde este martes. El popular Francisco Calo asumió ayer el bastón de mando de este ayuntamiento coruñés después de que prosperase la moción de censura impulsada por el edil socialista José Antonio Caamaño, expedientado por su partido a raíz de esta decisión.
Los votos del grupo del PP y del concejal del PSOE sirvieron para tumbar al Gobierno municipal que encabezaba Manuel González (Compromiso Outes), en un pleno extraordinario que se celebró en un salón abarrotado y que fue escenario de enfrentamientos dialécticos entre los grupos políticos, pero también entre los vecinos presentes en la sesión.
Gritos de «traidor» y «pesetero» acompañaron la entrada en la sala de Caamaño, el último de los ediles en incorporarse a una reunión plenaria en la que el Gobierno saliente fue recibido con aplausos por buena parte del más de medio centenar de personas asistentes.
El cambio de postura de Caamaño, hasta hace poco parte del Gobierno tripartito formado por Compromiso Outes, BNG y PSOE, hizo posible el cambio en la aritmética municipal que propició la tramitación de esta moción de censura, que da la alcaldía al PP, la fuerza más votada en las municipales de 2023. En ellas, los populares se quedaron a un concejal de la mayoría absoluta. Este fue el principal argumento esgrimido por el líder del PP y ahora nuevo alcalde, Francisco Calo, que destacó que su candidatura fue la «clara ganadora» de dichos comicios, en los que se quedaron a «escasos sesenta votos» de la mayoría absoluta.
Calo insistió en que González no tuvo desde un primer momento el «apoyo mayoritario» de la ciudadanía y que, de un tiempo a esta parte, había perdido el respaldo del pleno de la corporación, por lo que defendió, citando al propio alcalde saliente, la necesidad de «buscar una vía de entendimiento para alcanzar un acuerdo que garantice la gobernabilidad del concello».
El nuevo regidor acusó al Gobierno saliente de haber prestado una «precaria atención a los vecinos» y enumeró «un largo etcétera de situaciones no deseables» como justificación de la moción de censura, como la no aprobación de los presupuestos, los retrasos en los pagos a proveedores o la falta de ejecución de las obras.
El ya exalcalde, Manuel González, intervino a continuación de Francisco Calo para reivindicar su labor de gobierno desde 2019 y pedir disculpas por el «espectáculo ofrecido por una parte de la corporación municipal en las últimas semanas».
González describió como «legal, pero infame» una moción de censura cuyos fundamentos tildó de «excusas» para encubrir «los verdaderos motivos»: que el líder del PP acceda al poder «a toda costa», aunque sea «apoyándose en un concejal tránsfuga» que «traiciona sus siglas».
Según el exregidor, «non hay ninguna razón de peso que justifique esta moción». «Este Gobierno no deja ni deudas ni una situación económica calamitosa como se está diciendo». «La dignidad, incluso vencida, no deja de ser dignidad», manifestó antes de cerrar su discurso alertando a Caamaño: «Roma no paga traidores».
El representante del BNG, Anxo Núñez, ensalzó el trabajo hecho hasta ahora y anticipó que la moción de censura pasará a la historia como una «gran mancha» al hacer alcalde a Francisco Calo «por la puerta grande de la corrupción política».
Tras las críticas, y precedido de abucheos, llegó el turno del último interviniente: José Antonio Caamaño, que justificó su apoyo al relevo en la Alcaldía por las divisiones internas y las críticas a la gestión recibidas durante su año y medio de participación en el Ejecutivo municipal. «Hagas lo que hagas nunca va a ser a gusto de todos», alegó.
Resta por ver si Caamaño, desautorizado por su partido y expulsado a falta de resolución firme, puede entrar a formar parte del nuevo Ejecutivo de Outes. Un informe inicial de la Secretaría municipal lo juzga incompatible con el pacto antitransfuguismo.
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