Un interno del CIS de A Coruña se fuga tras saltar la valla exterior

Prisiones investiga la huida del condenado en tercer grado, que aún no ha sido localizado | Esta evasión se suma a otras cuatro ocurridas en los dos últimos meses en cárceles españolas

Acceso al CIS de A Coruña, en el paseo marítimo, en la zona de la Torre.

Acceso al CIS de A Coruña, en el paseo marítimo, en la zona de la Torre. / Germán Barreiros / RollerAgencia

A Coruña

Última hora de la tarde del pasado martes 25 de febrero. Un interno en tercer grado en el Centro de Inserción Social (CIS) de A Coruña se fuga ante los ojos de funcionarios y otros compañeros que no pudieron evitar la salida a la carrera de las instalaciones, situadas en el Paseo Marítimo. Diez días después, sigue en paradero desconocido. Pese al régimen de semilibertad del que disfrutaba, el interno decidió huir del edificio en el que conviven penados con condenas cortas, con otros que se encuentran en un proceso avanzado de reinserción, otros que están en situación de libertad condicional o que cumplen medidas alternativas al ingreso en prisión como trabajos en beneficio de la comunidad.

Pese a que desde el centro se intentó frenar la evasión, según confirmaron a este periódico fuentes penitenciarias, el interno logró salir del edificio en el que se encontraba en tercer grado, una clasificación que por sus circunstancias personales y penitenciarias le permitía llevar a cabo un régimen de vida en semilibertad. En el momento en que los funcionarios se dan cuenta de que está tratando de abandonar el CIS, intentan impedirlo, pero logra cruzar la puerta que da acceso al centro y finalmente salta la valla exterior del aparcamiento. Diez días después de la evasión, el prófugo sigue en paradero desconocido.

Desde la Subdirección de Inspección y Análisis de la Secretaría General de Instituciones Penitenciarias se estudia qué ha ocurrido para que este interno cometa un quebrantamiento de condena. Con este delito, si las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad lo detienen, ya no regresaría a las instalaciones del CIS sino que sería trasladado al centro penitenciario de Teixeiro (Curtis).

El del CIS de A Coruña es el último caso de fuga de un interno en España. Pero en los últimos dos meses se han producido otras cuatro huidas en el conjunto país, todas de reclusos en régimen ordinario. Es decir, protagonizadas por presos que cumplían sus condenas en cárceles, no en un CIS como es el caso registrado la semana pasada en la ciudad coruñesa.

Es un número de fugas elevado si se compara con el balance de los últimos 14 años: con 12 huidas de los penales españoles desde 2010, ni una por año, según una respuesta parlamentaria del pasado verano a la Asociación Unificada de Guardias Civiles (AUGC). Pero desde diciembre del año pasado hasta febrero, hubo cuatro fugas de prisiones en el conjunto del país: dos del penal de Picassent (Valencia) descolgándose de una ventana con una cuerda hecha con sábanas, otro de la cárcel de Valladolid escondiéndose en el petate que sacó otro preso y el 25 de febrero —el mismo día que se fugó el interno en tercer grado del CIS de A Coruña— un recluyó huyó del centro penitenciario de Cuenca saltado los muros de la prisión.

Dirimir responsabilidades

Una vez se produce una fuga en una cárcel, la Subdirección de Inspección y Análisis de Instituciones Penitenciarias abre una información previa en la que se investiga qué ha ocurrido y, en cada caso, establecer las pautas que correspondan. Estado de las instalaciones, aplicación de los protocolos de seguridad, errores humanos, alguna quiebra de seguridad o deterioro de un área concreta. Son algunas de las cuestiones que se analizan para esclarecer las circunstancias y los motivos que permitieron la evasión y, en función de los resultados de la investigación, establecer pautas de mejora y, en el caso de que las hubiera, dirimir responsabilidades.

La población reclusa cae un 40% en los últimos quince años en Galicia

Hace años eran continuas las protestas de los sindicatos de prisiones —huelga de cuatro días incluida en 2018— para reclamar un aumento de la plantilla ante la elevada tasa de plazas vacantes —entre un 15% y un 25%— y la reducida ratio de funcionarios por presos: un profesional por cada 110 reclusos en las prisiones de Galicia. Pero a día de hoy, la situación en los penales de todo el país nada tiene que ver con la saturación que llegaron a soportar hace años. En el caso de las cinco cárceles gallegas (Teixeiro, A Lama, Monterroso, Bonxe y Pereiro de Aguiar), la población reclusa rozó en 2009 los 5.200 internos, casi un 40% más que los contabilizados el pasado mes de febrero: apenas 3.300.

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