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El CIS sostiene que el giro de campaña del PPdeG para atacar al BNG blindó su absoluta el 18-F

Rueda cambió a Sánchez por Pontón | Así movilizó a los electores conservadores contra el Bloque | Sin este cambio el resultado habría sido otro, concluye un estudio del centro demoscópico

Irene Bascoy

«Mi gran rival en las urnas no es el BNG ni el PSdeG, es Pedro Sánchez, lo tengo clarísimo». Con declaraciones así, donde rivalizaba con el presidente del Gobierno español, arrancaba la precampaña electoral de Alfonso Rueda. Era enero de 2024 y acababa de anunciar que los gallegos acudirían a las urnas el 18 de febrero.

Un mes después, Rueda mudaba de estrategia. Era el debate en TVG, y el líder popular situó a Ana Pontón en el disparadero. Ya no había que hablar de Puigdemont y la amnistía en Cataluña para herir al PSOE. A partir de ese momento, el BNG fue el rival a batir. En la televisión autonómica, Rueda denunció que la candidata nacionalista quería «imponer el monolingüismo en las aulas» e invitó «a todo el mundo a leer el programa electoral del Bloque». También le sacó una foto de dirigentes frentistas en una manifestación de Bildu «pidiendo la liberación de presos etarras que mataron a gallegos». Pontón negó con la boca pequeña lo primero y sobre la segunda fue contundente: «El BNG siempre ha estado contra ETA». A partir de entonces la campaña electoral se trasladó de la escena estatal a la escena gallega, y el resultado fue que Alfonso Rueda consiguió la mayoría absoluta: 40 escaños de 75. El sucesor de Alberto Núñez Feijóo blindaba la Xunta para el PPdeG y con holgura.

Un estudio del Centro de Investigaciones Sociológicas concluye que «el giro de campaña que efectuó el PPdeG, fijando el énfasis en la ‘amenaza independentista’» «activó electorados no regionalistas, pero sí antiindependentistas». El análisis de las dinámicas electorales en los comicios gallegos del 18 de febrero del año pasado sostiene que «sin la reacción final de movilización contra el BNG de los electorados conservadores, los resultados hubiesen llevado a otros escenarios». Es decir, el PPdeG acertó con su viraje en la estrategia de campaña, según Antonio Alaminos y Antonio Francisco Alaminos-Fernández, los autores del informe del CIS, al comparar las estimaciones de voto del partido en el poder en precampaña y luego. Los populares lograron convertir a «potenciales abstencionistas» en sus votantes. «La campaña, especialmente en su fase final, fue un fuerte condicionante de los resultados», sostienen.

Los investigadores se propusieron hacer un seguimiento de las dinámicas internas del electorado en los comicios del año pasado y para ello compararon tres estudios hechos por el propio CIS, uno preelectoral, uno de precampaña y otro efectuado al inicio de la campaña con los propios resultados electorales. En las conclusiones, se apunta que la campaña fue decisiva: «cabe destacar la elevada sensibilidad que los electorados han mostrado en función de las estrategias de campaña» de los partidos.

Para los investigadores del CIS, la campaña electoral permitió un «crecimiento de participación orientado específicamente hacia el PP (votante conservador españolista), el BNG (votante joven) y Democracia Ourensana (votante local/provincial)» y eso de paso «alejó cualquier opción» de éxito a Vox, que quedó fuera del hemiciclo gallego. Democracia Ourensana irrumpió e O Hórreo con un diputado.

La polarización de la contienda electoral entre PP y BNG restó foco a los socialistas liderados por José Ramón Gómez Besteiro, igual que a Sumar Galicia y Podemos-Alianza Verde. El resultado en el flanco de la izquierda fue que hubo «una concentración coyuntural del voto progresista» en torno al BNG, que escaló hasta los 25 escaños y se convirtió en la segunda fuerza de la Cámara gallega, en detrimento del PSdeG. El CIS explica que «los electorados movilizados en clave autonómica en el sector progresista se tienden a concentrar en torno al BNG, un partido con «marca de agua» autonómica». Además los autores del análisis apuntan que la estrategia de campaña de Pontón, una campaña muy centrada en su persona, con un mensaje nacionalista diluido, y primando las consignas verdes, progresistas y feministas, «pudo haber fortalecido su apoyo».

Por el contrario, sobre el PSOE sostienen que hubo «una estabilidad en las estimaciones de voto a lo largo de la campaña electoral». Es decir, que ésta no sirvió para movilizar a los indecisos, lo que arrastró a los socialistas gallegos a caer de 14 a 9 escaños, pero tampoco no empeoró el resultado.

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