Los gallegos ya regulan el cuidado de sus mascotas en el testamento

Incluyen el nombramiento de un heredero que asuma la custodia, una cantidad económica exclusiva para manutención o incluso un albacea

Las protectoras: «Sería de gran ayuda»

La gallega Berta Calero, con su perro ‘Lume’. |  L. O.

La gallega Berta Calero, con su perro ‘Lume’. | L. O.

Elena Ocampo

A Coruña

«Dejó la herencia a un familiar con el compromiso de que se encargase del cuidado de su mascota», explica desde una notaría en O Porriño, Santiago Martínez Carrea en relación a un caso que entró por su despacho hace aproximadamente un mes. No era el primero. «Al menos, he visto dos testamentos similares últimamente», confiesa.

Asimismo, el decano del Colegio Notarial de Galicia, José María Graíño, destaca que, aunque todavía no existen datos estadísticos precisos sobre este fenómeno debido a la dispersión de las notarías, se observa un crecimiento progresivo de esta práctica. «Cada vez más personas están preocupadas por qué sucederá con sus mascotas tras su fallecimiento y están incluyendo disposiciones en sus testamentos para garantizar su bienestar», explica.

En la misma dirección de sensibilidad animal, apuntaba una vivienda en la costa gallega, concretamente en Miño, A Coruña, que fue legada a una protectora de animales a través del testamento de su propietaria. Lo dejó todo atado: desde la venta del que fuera su piso, efectuada por 150.000 euros, hasta el importe que debía pagarse a la inmobiliaria por la transacción. «No la conocíamos de nada. Parece ser que ella simplemente era amante de los animales y decidió dejarnos la casa», reconoce aún con asombro el presidente de la Protectora de Animales de Lugo, Alberto Losada.

Recibió la noticia en 2023 mediante un correo electrónico de una abogada de A Coruña. «Nos informaron de que éramos beneficiarios de un legado y nos pidieron que nos pusiéramos en contacto. Me desplacé personalmente y allí nos confirmaron que se trataba de una casa cerca de Miño», relata. Sin embargo, la herencia tenía una particularidad: la mujer la había vendido antes de fallecer. La protectora no heredaba la vivienda, sino el importe de la venta, menos impuestos y comisiones. «Entre pagos y gestiones, nos quedaron unos 120.000 euros netos», explica Alberto. Para la organización, que cada año afronta dificultades económicas, la donación fue una tabla de salvación. «Estamos siempre en números rojos. Esta ayuda nos permitió estabilizarnos y evitar el déficit», comenta. Además, la protectora está inmersa en la búsqueda de nuevas instalaciones, ya que su sede actual tiene problemas legales que impiden su ampliación. La cantidad recibida recientemente será clave para afrontar este futuro desafío. Hasta 2024 no se completaron todos los trámites.

Desde la entrada en vigor de la ley del 15 de diciembre de 2021, los animales de compañía han dejado de ser considerados bienes muebles para ser reconocidos como seres vivos dotados de sensibilidad. Este cambio ha impulsado una mayor conciencia entre los ciudadanos sobre el futuro de sus mascotas en caso de fallecimiento, lo que se traduce en un aumento de su inclusión en los testamentos.

Las disposiciones testamentarias más comunes incluyen el nombramiento de un heredero que asuma la custodia del animal, acompañado de una cantidad económica destinada exclusivamente a su manutención y cuidados. Además, en algunos casos, se nombra un supervisor —tipo albacea— encargado de garantizar que los fondos se utilicen adecuadamente y que el animal reciba el trato estipulado por el testador.

Otra posibilidad es la donación de cantidades a asociaciones protectoras de animales para que se hagan cargo de la mascota en caso de que el testador no tenga una persona de confianza que pueda asumir esa responsabilidad.

José María Graíño apunta diferencias entre el ámbito urbano y el rural en cuanto a esta preocupación. «En las ciudades, las mascotas suelen ser la principal compañía de muchas personas mayores, lo que genera mayor inquietud sobre su destino tras el fallecimiento del propietario. En cambio, en zonas rurales, los animales suelen estar más integrados en la vida comunitaria y es habitual que sean atendidos por vecinos o familiares, reduciendo la necesidad de estipular cláusulas específicas en los testamentos», especifica.

Protectoras

No todas las protectoras tienen experiencias similares. Claudia, del Refugio Ohana, explica: «Nosotras por ahora no conocemos a nadie que haya dejado parte de su herencia a su mascota. En cuanto a donaciones de bienes o económicas a protectoras, tampoco hemos tenido ninguna experiencia de ese tipo; pero la verdad es que es una gran ayuda, sobre todo para organizaciones que no cuentan con ayudas de fondos públicos, donde las cantidades anuales que se gastan en el mantenimiento de los animales recogidos son altísimas». Algo similar ocurre en Bai Sen Pulgas en Gondomar, donde aseguran que es frecuente que les llamen para demandarles que se hagan cargo de las mascotas de sus familiares fallecidos, pero hasta ahora «no se ha dado la circunstancia» de que les hayan legado la manutención de una mascota vía testamento.

Difusión felina: «Nos llaman y amenazan con que los matarán si no los recogemos»

Un punto totalmente diferente. La otra cara. La antítesis de la sensibilidad con los animales es la que desvelan otras asociaciones animalistas: «Lo más habitual es que cuando una persona fallezca los animales acaben abandonados o muertos, no conocemos ningún caso en el que se les haya llegado a dejar una asignación, mediante escrito legal a cargo de una persona, a ninguna mascota», indican desde Pontevedra fuentes de Difusión Felina. «Cuando el dueño de una mascota fallece lo que a veces nos pasa es que nos llaman y nos amenazan diciendo que si no se los recogemos los acabarán matando, abandonando en el bosque —la más habitual— o cosas peores», aseguran. «Al final, los recogemos pero de igual modo que recogemos a recién nacidos en contenedores de basura o a cualquier otro gato abandonado...», confiesan con cierta resignación.

Un paso en la evolución del derecho sucesorio

La tendencia de planificar la herencia de las mascotas es una muestra de la creciente sensibilización sobre el bienestar animal. Aunque aún es una práctica minoritaria, el cambio legislativo y el aumento del número de personas que consideran a sus mascotas parte de la familia están contribuyendo a su expansión. La inclusión de cláusulas sobre mascotas en los testamentos es un paso más en la evolución del derecho sucesorio en España, adaptándose a nuevas realidades y garantizando que los animales de compañía reciban la protección y el cuidado adecuados cuando sus dueños ya no estén. A pesar del caso excepcional de la protectora de animales de Lugo, el presidente de la organización destaca que no han vuelto a recibir herencias ni ha sido contactada para actuar como albacea de animales en testamentos. «Hay gente que pregunta, pero no hemos tenido otro caso similar», señala Alberto Losada. Este tipo de donaciones pueden marcar una gran diferencia para asociaciones que dependen de la solidaridad para seguir adelante.

«Si mi madre no puede atender a ‘Lume’, dejo escrito quién lo hará»

La gallega Berta Calero ha puesto negro sobre blanco el futuro de Lume, un Mini Pincher que cumple 9 años. Lo dejará con su madre si ella fallece... y, si no, tiene un nutrido grupo de amigos. Lume es parte de su entorno cercano y ha pasado tiempo con varias personas que lo adoran, sostiene. «Se ha quedado en casa de mis mejores amigos en algún momento y ha dormido allí, conoce a sus perros, a ellos… Hay un vínculo», expresa. Sin embargo, hay una preocupación latente: la carga económica que podría suponer para quien lo cuidase. Aunque confía en que Javi y Delia; Abe y Miri o Ana y Gonzalo no lo verían como un peso, reconoce que el tema del testamento está entre sus prioridades. «No me lo planteé hasta ser un poco más mayor», confiesa a sus 34. Hasta ahora, la certeza del cariño compartido fue suficiente.

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