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Galicia impulsará microformaciones adaptadas al sistema productivo

La Xunta regulará un modelo «ágil, flexible y no reglado» que permita a los trabajadores adquirir y validar nuevas destrezas adaptadas a la demanda para mejorar su capacitación

C. Villar

Santiago

«Todas las personas deben tener la posibilidad de formarse a lo largo de la vida, dentro y fuera del sistema educativo, con el fin de adquirir, actualizar, completar y ampliar sus capacidades, conocimientos, habilidades, aptitudes y competencias para su desarrollo personal y profesional». Así lo proclama la Lomloe y así lo cree la Unión Europea, que aboga por «preparar al alumnado para aprender por sí mismo y adaptarse a las demandas cambiantes de la sociedad del conocimiento». Una filosofía similar, la de «potenciar la capacitación laboral de la población», pero al tiempo «alinearla con las necesidades del tejido productivo» para dar respuesta a «grandes retos como la cobertura de vacantes», es la que anima a la Xunta a desarrollar una norma que regule y potencie las microcredenciales que será «pionera» en España, según anunció ayer el presidente gallego, Alfonso Rueda, tras la reunión semanal del Consello de la Xunta.

Lo que Galicia pretende «blindar» con la nueva regulación —que inicia hoy su procedimiento de consulta pública— es un modelo de microcredenciales «ágil, flexible y no reglado que responda a los requerimientos de las empresas» y que posibilite a los trabajadores adquirir y certificar de «forma rápida y sencilla nuevos conocimientos y habilidades en un mercado de trabajo dinámico», argumenta Rueda. De hecho, las nuevas enseñanzas están enfocadas a «ir cambiando el sistema tradicional de cursos de formación por este nuevo sistema», comentó, superando la «rigidez» de los itinerarios convencionales.

El futuro decreto que definirá marco gallego de microcredenciales para el trabajo y que afectará a alumnado, empresas, empleadores y proveedores de formación, regulará y estandarizará las microcredenciales, su duración o su adecuación a las necesidades de los sectores. A la hora de definir esas certificaciones de «píldoras formativas» que permiten al trabajador ponerse al día, la Xunta atenderá al sector productivo, que podrá participar en la detección de necesidades de cualificación y en el «diseño y ejecución» de esos microcursos en áreas como las TIC, las renovables o la salud, con la idea de que ocupados y desempleados puedan adaptarse al «rápido avance tecnológico» y a las nuevas exigencias. La Xunta ya apoya este tipo de cursillos con convocatorias que rozan los 9,5 millones de euros destinadas a firmas y clústeres.

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