Las deficiencias de transporte público disparan el coche compartido en el rural

Las frecuencias y conexiones deficitarias elevan a medio millón los usuarios de Blablacar: suben un 31% | Galicia es la comunidad con más usuarios de más de 70 años de edad

e. ocampo

A Coruña

Galicia, comunidad agraciada con el mar y salpicada de ríos y montañas, cuenta con más de 30.000 núcleos de población que se esparcen entre la orografía de 29.574 kilómetros cuadrados. Sus habitantes, cada vez más mayores, recorren distancias semanales para ir al médico, llenar la despensa o resolver trámites. El transporte público es la opción más sostenible y, casi siempre, la más asequible —la tarjeta azul gratuita para mayores de 65 años lo posibilita—, pero llegar a todas partes sigue siendo un reto. Estar a la hora necesaria, en el lugar indicado, para personas que tienen menor movilidad corporal.

Al rebufo de esta problemática, la modalidad de coche compartido —que favorece el ahorro de combustible— triunfa en la conexión entre las grandes ciudades, pero también ayuda a vertebrar el territorio gallego, de por sí muy ruralizado. «En el último año, Blablacar conectó al 99% de los ayuntamientos gallegos. Esto quiere decir que 310 de los 313 municipios que hay en Galicia tuvieron una opción a través del coche compartido», expresa la responsable de comunicación en España y Portugal de la compañía, Sara Benavent. «Solo nos faltan Porqueira, Punxín y Gomesende», completa.

Municipios tan pequeños como A Teixeira, en los márgenes del Sil en la Ribeira Sacra ourensana; o el de Negueira de Muñiz, zona montañosa de Lugo en el límite con Asturias, se han sumado al listado de los municipios que han sido conectados por coches compartidos de Blablacar el último año, indica.

En 2021, los municipios más pequeños con un viaje gracias a esta app eran San Xoán de Río, Parada del Sil o Triacastela. No solo eso: «Galicia es la comunidad que más usuarios activos mayores de 70 años tuvo el año pasado», expresa la responsable. Son unos 5.400 ya que representan «el 9% de los usuarios únicos en Galicia en 2024», completa.

El fenómeno del coche compartido también alivia el complejo sudoku de frecuencias y líneas de transporte público para enlazar las principales ciudades gallegas con las villas medianas, donde los viajes compartidos por carretera siguen al alza. «Es más fácil llegar de Vilagarcía a Madrid en tren que desde Cambados en bus», aseguró recientemente el alcalde de Vilagarcía de Arousa, Alberto Varela. Solo es un ejemplo.

Los ciudadanos que deciden viajar con desconocidos para compartir gastos y ahorrar dinero crecieron un 31,5% y alcanzan la cifra récord de medio millón en Galicia en dicha app. En 2022 ya eran 380.000. «He llevado a personas de más de 60 años», expresa el superdriver de Blablacar (índice de confianza según puntuaciones de viajeros), Sergio Romero. «A veces te piden que los dejes en medio del trayecto porque no es su destino final», indica. Recuerda la anécdota de haber transportado al conductor de un autobús, desde Vigo a Valladolid, y a un maquinista de AVE, hasta Ourense. El joven asegura que él, como otros pasajeros, usarían más el transporte público si hubiera combinaciones más ágiles. «A veces percibes que eres la única solución para algunos viajeros en esa franja horaria», expone.

De las últimas en sumarse a la citada app en el fronterizo concello de Lobios es Luisa Álvarez, que llegó desde Madrid para emprender al lado del Xurés con un club de hípica. «Hay gente que llega en coche compartido», asegura.

Otro emprendedor de la zona, es Edo Sadikovi , fundador junto con la viguesa María Rodríguez del coliving de Sende, en Lobeira —proyecto que apoya la Xunta para atraer nómadas digitales y fijar población en el rural—: «Nuestros vecinos no tienen teléfonos inteligentes y utilizan el taxi para ir a médico o a la compra... Blablacar puede funcionar para municipios un poco más grandes pero es raro que coincida un viaje a Lobeira o Senderiz», valora. «No podemos ayudar a cada persona a llegar a nuestra aldea en Galicia. Creamos una aplicación de intercambio de viajes donde nuestros invitados pueden venir juntos, compartir el coche, autobús, o tren», explica. Se descarga gratis y así pueden organizarse y llegar desde Madrid a las actividades.

La Consellería de Presidencia indica que el Plan de Transporte Público de Galicia incluye el transporte integrado o compartido, con el que se consolidó una red de 2.230 líneas integradas que en 2024 contaron con 989.812 usuarios.

De las plazas vacantes del autobús escolar a la «app enxebre» para ir al médico en A Lama

El uso de las líneas de bus escolares ocupando los asientos vacíos en zonas rurales ha permitido que concellos como Riotorto, Ribeira de Piquín, Carballeda de Valdeorras o A Mezquita, por los que antes no pasaba ninguna línea de autobús regular, dispongan de transporte público.

En uno de los municipios beneficiados, A Lama, funciona también la autogestión vecinal. «Un Blablacar enxebre», lo denomina el alcalde de la localidad, David Carrera, que reconoce que al servicio a domicilio de los taxis y los buses escolares, se suma ese. «Los propios vecinos se organizan», explica el regidor del municipio con 92 entidades de población dispersas en 111 kilómetros cuadrados y unos 2.445 habitantes. «Ir al médico, al supermercado o a la peluquería» es socializado para compartir el transporte en aquellos lugares más aislados o más deshabitados. Un acto que surge para el transporte, al menos, de ida. «La hora de la vuelta a veces es motivo de controversia», bromean.

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