El vídeo del delito: Tráfico pilla cada año en Internet a 20 conductores de riesgo
Ciudadanos anónimos colaboran con la Guardia Civil grabando infracciones en carretera | Conducción temeraria o en sentido contrario y grandes velocidades centran las investigaciones

Guardia Civil de Tráfico
El seguimiento diario de las redes sociales les permite dar con los más temerarios en carretera. Velocidades estratosféricas, adelantamientos en línea continua, conducción en sentido contrario, derrapes… Son las infracciones y también delitos que llegan en vídeos a la unidad del Grupo de Investigación y Análisis de Tráfico (GIAT) de la Guardia Civil en Galicia, con sede en Perillo (Oleiros). La labor del Sector de Tráfico para sacar del asfalto a los delincuentes viales y a los multirreincidentes no se limita a los controles que practican cada día en todo tipo de carreteras y a cualquier hora. La Guardia Civil también patrulla por Internet para detectar a conductores de riesgo. Para ello, cuentan con la colaboración de ciudadanos anónimos que les informan de esas conductas temerarias colgadas en redes sociales o que ellos mismos grabaron asombrados de lo que ocurría a escasos metros de su vehículo, en plena autopista o carretera secundaria. Cada año, el equipo del GIAT en Galicia resuelve una veintena de infracciones y delitos tras el análisis minucioso de estas imágenes que les llegan, ya sea de un vídeo grabado por el propio infractor y reproducido en Youtube, Facebook, Instagram o Tik Tok, o bien a través de imágenes que capturan testigos de las exhibiciones de “destreza” que ven en carretera y que ponen en peligro a los usuarios de esa vía. El análisis de cada pixel en esos apenas 30 segundos que dura cada vídeo resulta crucial para identificar al conductor y abrir el correspondiente expediente sancionador o las diligencias pertinentes para sentarlo en el banquillo.

Análisis de la velocidad alcanzada por un turismo en una vía limitada a 100 km/h. | GIAT
Los casos más sencillos, como adelantamientos indebidos o excesos de velocidad claramente identificables, están resueltos en un par de semanas, según apunta el responsable del GIAT en Galicia, Manuel López. Los más complejos, con dificultades para determinar la zona, que requieren de cruces de datos con otras administraciones o incluso estudios sobre velocidades, pueden demorarse más de seis meses.
Ese vídeo es el comienzo de la investigación. Por lo general, no suele pasar mucho tiempo desde que se sube a redes sociales o lo graba un ciudadano anónimo y llega a los ordenadores del GIAT para iniciar las pesquisas y dar con el protagonista. Lo primero que se hace es comprobar que las imágenes no han sido manipuladas en ninguna parte del proceso de investigación. Cada vídeo tiene un registro de autenticidad que acompaña a la propia evidencia audiovisual durante toda la investigación hasta que se zanja el expediente. Una vez comprobada la autenticidad de las imágenes, los detectives de Tráfico analizan la fecha y el lugar. El cuándo es fundamental ya que si esas imágenes han prescrito no podrán hacer nada para que el responsable responda con una multa, una condena a trabajos sociales o incluso una pena de cárcel.
Luego empiezan a verse todos los detalles de la imagen con el objetivo de identificar el lugar en el que se ha cometido y con esos datos identificar finalmente al responsable.
Si llega material de fuera de España, se remite al cuerpo policial que corresponde. "Nos comunicamos habitualmente con países extranjeros —Francia, Portugal, Italia, Alemania...— e incluso solicitamos s y recibimos información de países de América del Sur por el grave problema que existe de las falsedades documentales y canjes de documentación", destaca López.
Pixel a pixel, cada segundo de grabación resulta crucial para identificar al conductor que está detrás de esa infracción o delito. En ocasiones, los planos no permiten ver con claridad de qué vehículo se trata o quién está al mando. Los detalles son fundamentales para dar con el modelo de coche, moto o incluso monociclo. Y el entorno también les ofrece pistas, hasta el punto que resulta crucial para determinar la carretera de la que se trata e incluso el tramo por el que circula el infractor.
“La mayoría de los casos que a día de hoy nos llegan son infracciones. Antes eran los propios protagonistas los que publicaban esas hazañas porque se sentían impunes, pero de unos años a esta parte se sienten vigilados y ya son excepcionales los conductores que hacen visibles esas infracciones o delitos. Porque sienten que están fiscalizados, pero también porque hay una mayor concienciación, los delitos colgados en redes han disminuido”, explica Manuel López.
Y, añade, son cada vez más los ciudadanos anónimos que se ponen en contacto con la Guardia Civil para hacerles llegar los vídeos de imprudencias que ellos mismos graban en carretera. “Incluso nos han llegado —detalla— imágenes de padres con infracciones cometidas en el entorno de sus hijos para tratar de frenar esos comportamientos”. Se trata de vídeos que los progenitores descubren en las redes sociales de sus hijos. Pero la mayoría de investigaciones que practican en el GIAT en la actualidad parten de imágenes que graban desde su propio coche ciudadanos anónimos o conocidos de los agentes o de su entorno personal o profesional.
Uno de los casos recientes investigados en Galicia fue una grabación de un monociclo eléctrico en la localidad coruñesa de Caión. En un vídeo viral de junio del año pasado, se veía al joven al mando del monociclo adelantando a varios vehículos en una carretera local en una curva peligrosa y sin respetar la línea continua. Las imágenes muestran al audaz conductor realizando dos adelantamientos muy imprudentes a gran velocidad. En uno de ellos, deja atrás a un Ferrari, desafiando la línea continua y ocupando brevemente el carril contrario, justo cuando otro coche se aproximaba. En este acto temerario el conductor demuestra un dominio excepcional sobre su monociclo, un vehículo de dos ruedas sin manillar.
Gracias a las imágenes, el equipo del GIAT identificó al infractor y logró equipar el monociclo a un vehículo a motor, con lo que el conductor se enfrenta a un delito de conducción temeraria. Tras los cálculos técnicos que realizaron desde la unidad de Tráfico, se determinó que el joven circulaba por una carretera local limitada a 50 km/h a entre 62 y 67 km/h.
Otro caso reciente investigado en las carreteras gallegas fue el de un conductor grabado por la noche a 210 km/hora en una vía desdoblada limitada a 100 km/h. “Fue grabado por la noche y las imágenes no resultaban de tanta calidad”, relata.
En cuanto al perfil del infractor, hace años la mayoría eran jóvenes que querían demostrar sus “destrezas” en carretera. Hoy en día los infractores interceptados a través de las redes sociales o de vídeos grabados por otros conductores responden a todas las edades y cometen todo tipo de imprudencias, la mayoría conducciones temerarias, adelantamientos indebidos, velocidades estratosféricas, derrapes o trayectos en sentido contrario. Un perfil que durante estos últimos sí que se repite es el de personas de avanzada edad o con algún problema de salud que por despiste acaban metiéndose por el carril contrario en una autopista o autovía.
La efectividad de las investigaciones del GIAT ha generado un cambio significativo: los infractores ya no se sienten impunes. "La mayoría tras ser interceptados por primera vez no reinciden", destaca el responsable de la unidad especializada de Tráfico en Galicia. Este cambio no solo refleja el impacto de las sanciones, sino también la creciente concienciación sobre la seguridad vial. “Que los ciudadanos no tengan reparo en hacernos llegar las imágenes que encuentren en redes sociales o ellos mismos graben. La confidencialidad es total y se investiga hasta el final, por la seguridad de todos”, concluye López.
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