A Donald Trump tampoco le gusta el gallego

La Administración estadounidense considera que la protección de las lenguas cooficiales en el sector audiovisual diezma la recaudación de las producciones estadounidenses

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ayer, en un encuentro con el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ayer, en un encuentro con el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu / Associated Press

Mateo Garrido Triñanes

Santiago

Menos de tres meses después de su toma de posesión como presidente de los Estados Unidos, Donald Trump ha dejado claro ya que hay asuntos que no le gustan lo más mínimo. El mandatario norteamericano ha mostrado en menos de noventa días en el cargo su disconformidad con el librecomercio, la inmigración o la resistencia ucraniana y palestina a la ocupación de sus territorios.

En un surrealista giro de los acontecimientos, propio de una película de Luis Buñuel, ayer el idioma propio de esta comunidad, el gallego, se sumó a la larga lista de afrentas a los Estados Unidos que busca combatir el republicano.

En un informe realizado por la Administración estadounidense para justificar la imposición de aranceles “recíprocos” al comercio con más de medio mundo, el Gobierno de Trump encuentra un problema “significativo” en el sector audiovisual de la Unión Europea que, en su opinión, está diezmando la recaudación de las producciones estadounidense.

Este problema no es otro que la protección de idiomas cooficiales como el gallego, el catalán o el euskera. “Por cada tres días que se proyecte una película de un país no perteneciente a la UE, se debe mostrar una película de la UE en los cines”, una proporción que se puede reducir a cuatro días en caso de que “el cine proyecte una película en un idioma oficial de España distinto del español y se sigue mostrando la película en ese idioma durante todo el día”, señala el informe.

Esto en lo referido a la gran pantalla, sin embargo los problemas de la Administración Trump con el gallego se extienden también a las plataformas VoD (video bajo demanda, por sus siglas en inglés) como Netflix o HBO. “El catálogo de servicios a la carta debe incluir al menos un 30% de contenido de la UE, de los cuales al menos la mitad deben estar en una lengua oficial de España. Además, las emisoras y los servicios a la carta con ingresos superiores a 50 millones de euros deben invertir el 5% de sus ingresos en la producción de obras de la UE y españolas, y el 40% de esta asignación debe reservarse para obras de productores independientes en cualquiera de las lenguas oficiales de España”, reza el escrito, de casi 400 páginas, que tiene por título Informe de estimación nacional de comercio 2025 sobre las barreras al comercio exterior del presidente de los Estados Unidos sobre el Programa de Acuerdos Comerciales.

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