La Xunta recurre a viviendas de fábrica para ampliar su oferta de pisos públicos
Se construyen por piezas en una nave y se montan sobre el terreno | Permite una mayor rapidez y se sortea además el problema de la falta de mano de obra en la construcción

Construcción de una vivienda industrializada. | EP
Paula Pérez
La Xunta se ha fijado el objetivo de duplicar su parque residencial público, de manera que deberá construir 4.000 viviendas de promoción en esta legislatura. Pero justo cuando más falta hacen estos pisos, menos mano de obra hay. La solución del Instituto Galego de Vivenda e Solo (IGVS) es recurrir a «viviendas industrializadas», un sistema constructivo que consiste en fabricar el edificio por piezas o componentes en una fábrica o taller y después montarlo sobre el terreno. La Consellería de Vivenda alega que esto permite «una mayor rapidez en la ejecución y reducir la dependencia de mano de obra» pues fabricar las partes en una nave facilita un mayor grado de mecanización y se necesitan menos obreros.
De hecho, ya se están dando los primeros pasos en esta línea. Vivenda acaba de adjudicar la redacción de proyecto, la dirección de obra y la ejecución de cuatro inmuebles dedicados a viviendas de promoción que utilizan esta técnica de construcción. Están situados en Navia (Vigo), en el polígono 1 y permitirán ofertar un total de 115 pisos.
Y no serán los únicos. «Para dar respuesta a las necesidades habitacionales de Galicia de forma innovadora y sostenible, las nuevas viviendas de promoción pública se construirán empleando sistemas de viviendas industrializadas, que permiten combinar rapidez, eficiencia y sostenibilidad», explica la Xunta en su nuevo Plan Galego de Investigación.
Esto no supondrá una merma en la calidad, tal y como defienden Xunta y arquitectos. Las viviendas industrializadas no son casas prefabricadas o modulares, de las que se suelen ofertar varios modelos en un catálogo que, por lo tanto, son iguales entre sí, y que se construyen enteras en fábrica y se montan tal cual en la parcela.
Las viviendas industrializadas se fabrican por piezas y permiten adaptarse al entorno, «customizarse» y tener distintos diseños. Los arquitectos las comparan con «un Lego, en el que tienes un montón de piezas que fabricas en los talleres y luego ensamblas en la obra».
Su principal ventaja es que se requiere menos mano de obra, pero también mejora las condiciones laborales de los que ya están en plantilla, pues trabajan menos a la intemperie y soportan, por lo tanto, en menor grado las inclemencias meteorológicas como el frío, el calor o la lluvia. Además, desde la Xunta explican que buscan modernizar el sector de la construcción y que las empresas implantadas en Galicia tengan capacidad para satisfacer la demanda de componentes básicos. Ya hay empresas como Rodiña, en Curtis o Xilonor, en el municipio coruñés de Coirós, que ofertan estas piezas industrializadas de viviendas. «Queremos que el tejido empresarial gallego cubra la demanda para limitar los costes del transporte y evitar además demoras por falta de suministro», defiende Vivenda.
Miguel Plata, vocal de Innovación del Colegio de Arquitectos: "Los tiempos se acortan un 30%"

"El riesgo es que por las prisas se inunde todo de edificios repetitivos"
¿Qué retos supone para un arquitecto la construcción de viviendas en fábrica?
Todo esto implica muchísima planificación. El arquitecto debe trabajar con un modelo 3D del edificio. Tendrá que fabricarlo virtualmente antes de llevarlo al taller. Todo eso implica mayor precisión. Hasta ahora se improvisaba mucho en las obras. Al planificarlo mejor la calidad es mayor que la fabricación artesanal, donde pueden pasar muchas cosas, haber vicios ocultos...
Y en cuanto a precios, ¿sale más caro o más barato?
Siempre ha sido más caro prefabricar, lo que pasa es que con los problemas que hay ahora mismo con la mano de obra los costes se están igualando.
Una de las ventajas es que se acortan los tiempos de ejecución. ¿Cuánto más rápido es construir en fábrica?
No sería descartable un ahorro de un 30% en el global de una obra, porque la parte de estructura prefabricada se puede montar en cuestión de días cuando en la construcción tradicional lleva meses.
¿Y no supone una merma de calidad?
Una de las ventajas de las viviendas industrializadas es que se adaptarán al entorno y serán distintas. Lo que no podemos es caer, en aras de la eficiencia, en un sistema que acabe inundando todo de una especie de edificios repetitivos iguales y que puede causar graves daños ambientales. El riesgo es caer en la monotonía por las prisas y la urgencia. Por eso reclamamos la participación de los arquitectos.
¿Y habrá que recurrir a empresas de fuera para construir estas viviendas o hay ya compañías en Galicia que se dedican a esto?
Tenemos la suerte de tener un caldo de cultivo bueno. Ya hay empresas ejemplares. Se puede mejorar pero hay buenos mimbres.
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