La Xunta lanza la mayor inspección para revisar un millar de puentes y viaductos

El Gobierno gallego saca a licitación por casi 5 millones de euros un control que durará cuatro años y que incluye análisis subacuáticos, ultrasonidos o catas de hormigón

Reparación del puente de Santa Marta entre Ribadumia y Vilanova, que colapsó en 2023. |  Noé Parga

Reparación del puente de Santa Marta entre Ribadumia y Vilanova, que colapsó en 2023. | Noé Parga

X. A. Taboada

Santiago

Durante cuatro años, las llamadas obras de paso —puentes y viaductos, entre otros— de la red autonómica de carreteras se someterán a la mayor inspección realizada hasta la fecha para evaluar su estado de salud e identificar los daños que presenten. En el pasado ya se hacían estas revisiones, pero la que acaba de sacar a licitación la Xunta por casi 5 millones es la mayor al incluir nuevas infraestructuras y, sobre todo, porque ya incorpora las denominadas inspecciones especiales, más exhaustivas, que obligan a un diagnóstico elaborado por medios técnicos y a la propuesta de soluciones para reparar los desperfectos.

Con esta intervención, que se encarga a una empresa externa por la Axencia Galega de Infraestruturas (AXI) carece de suficientes medios propios para hacerla, se pondrá bajo la lupa a alrededor de un millar de obras de paso con luces iguales o superiores a los tres metros. Se trata, por tanto de puentes de grandes y pequeñas dimensiones, viaductos, pontones, alcantarillas, pasarelas y pasos inferiores peatonales construidos en la red autonómica, salvo aquellas en vías que se explotan en régimen de concesión. Pero además de comprobar si estas infraestructuras presentan fallos, desgaste acentuado o deterioro, se tendrán que incorporar al inventario autonómica todas aquellas obras de paso de reciente creación que todavía no figuran en los registros. La previsión es que la ejecución se inicie ya este año y se prolongue hasta mediados de 2029. El importe de salida de la licitación es de 4,83 millones. «Efectivamente, se trata de un contrato de mayor importe que el de años atrás», dice la Consellería de Vivenda e Planificación de Infraestruturas.

A las obras inventariadas se les practican tres tipos de inspecciones. Las rutinarias son las practicadas por los técnicos de la AXI una vez al año o cada dos. Luego están las principales, que consisten en un examen visual cada cinco años que no requiere la toma de muestras, cálculos o elaboración de ensayos. A ese puente, viaducto o pasarela se le da una puntuación determinada en función del estado que presente, que bien obliga a una nueva inspección más exhaustiva —con el objeto de determinar las reparaciones— o simplemente se deja constancia para comparar los resultados con posteriores reconocimientos a efectos de comprobar su evolución.

Y finalmente están las especiales, que ya están recogidas en el contrato, y que son las que se aplican en las obras de paso que presentan un deterioro más acusado de lo conveniente. Para ello no basta con el reconocimiento visual, sino que se requiere de medios auxiliares como equipos de buceo, barcos o grúas, ya que hay que hacer inspecciones subacuáticas, comprobar la fatiga del material en celosías metálicas, extraer pruebas de hormigón, realizar sondeos en las cimentaciones o usar ultrasonidos.

«En este contrato, además de las principales, se incluye ya la realización de las especiales y la redacción de los proyectos de intervención. Como consecuencia, se incluyen ensayos, medios auxiliares, pruebas e incluso implantación de sistemas de monitorización en continuo que en el anterior contrato no estaban y que son necesarios», explica la Consellería de Vivenda. Estas inspecciones especiales, a pesar de estar previstas, no se realizarán de forma sistemática, sino solo cuando las circunstancias lo aconsejen en función de los daños que presenten las infraestructuras. De ser necesario, se elaborará también un plan de reparación inminente.

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