Los vertidos incontrolados bajan, pero la Policía detecta 12 semanales

Los agentes de la unidad adscrita a la Xunta localizaron 583 puntos de residuos ilegales en la comunidad | El grueso lo conforman desechos de construcción y de demolición

Vertido incontrolado en un monte gallego. |  Iñaki Osorio

Vertido incontrolado en un monte gallego. | Iñaki Osorio

C. Villar

Santiago

Galicia —sus paisajes, su gastronomía, sus tradiciones y sus recursos patrimoniales— ha sido una de las comunidades elegidas por Turespaña para protagonizar este año la campaña de difusión de destino de España a nivel internacional. Seguramente ninguno de los fotogramas que se incluirán de tierras gallegas —ourensanas, en concreto— incluirá un sofá desvencijado, una lavadora herrumbrosa ni restos de ladrillos y bloques que en algún momento conformaron, o quisieron conformar, algún tipo de habitáculo o de almacén. Esa otra Galicia, la cara B de las estampas que los turistas y la Administración publican en Instagram, existe, aunque vaya desapareciendo gracias a una mayor sensibilización por parte de la población y a que esta disponga, como apuntan desde la Consellería de Medio Ambiente, de puntos limpios.

Así lo permiten constatar las memorias de la Policía Nacional adscrita a la comunidad autónoma de Galicia (UPA), cuyos agentes notifican cada vez menos puntos negros afeando el paisaje, aunque la basuraleza todavía enturbia montes y carreteras hasta el punto de que la Policía autonómica localiza prácticamente una docena de vertederos ilegales de media cada semana.

Medio millar de vertederos

Según la Consellería de Presidencia, de la que depende la unidad, durante el pasado año sus agentes localizaron o inspeccionaron un total de 583 vertederos ilegales, a once de media por semana, la cifra más baja de los últimos cinco años. No obstante, si se tienen en cuenta todos los expedientes de inspecciones contabilizados desde 2020, en ese mismo intervalo, esos vertidos de residuos incontrolados superan los 4.300.

No todos esos exámenes acaban después en la formulación de una denuncia. El año pasado, los agentes realizaron un total de 286 denuncias, cifra que equivaldría a la mitad de las inspecciones. Si este indicador se analiza con la perspectiva del último lustro, la Policía autonómica abrió casi tres mil expedientes por arrojar residuos en donde no está permitido.

La actividad inspectora y localizadora de la UPA en el ámbito del medio ambiente se desarrolla en toda la comunidad, pero en particular en la zona periurbana y forestal, tal y como señala en sus memorias anuales este cuerpo, que en los últimos ejercicios ha dado un «nuevo pulo» a esta misión con el objetivo de «realizar un censo actualizado de la existencia de estos puntos» y «tratar de erradicarlos y de recuperar el equilibrio medioambiental».

Lo habitual es que cuando se encuentran con estas agrupaciones de residuos abandonados en plena naturaleza o en cunetas, esta basura está conformada por una combinación de restos, aunque los agentes suelen categorizarlos en función de cuál es el desperdicio dominante.

En Galicia lo más abundante suelen ser los restos de escombro de obras —el año pasado protagonizaron la mitad de los depósitos localizados—, seguidos por los que desechan los hogares —casi una cuarta parte—. Según la Lei de residuos de Galicia, el abandono, vertido o eliminación incontrolados de cualquier residuo no peligroso sin que haya supuesto un peligro grave o un daño a la salud de las personas ni se haya producido un daño o deterioro grave para el medio ambiente es grave y puede implicar hasta 45.000 euros de multa.

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