La misma población de Dinamarca en un territorio más grande que Grecia: radiografía del Noroeste
La gran despensa alimentaria, una industria competitiva y energía constante y barata, grandes bazas del Noroeste

La misma población de Dinamarca en un territorio más grande que Grecia / LNE
Ramiro Lomba
Ramiro Lomba es director der la Sociedad Asturiana de Estudios Económicos e Industriales (Sadei)
En el cuadrante noroeste español, las actuales comunidades autónomas de Asturias, Galicia y Castilla y León, residen algo más de 6,1 millones de habitantes, el 12,5% de la población española en 2024; una población pareja a la de Dinamarca. Sin embargo, sus 134.404 km2 hacen que ocupe más del 26% del territorio del estado español. Es un inmenso espacio algo mayor que Grecia o, por magnificarlo, mayor que Dinamarca, Países Bajos y Suiza, los tres juntos.
Acredita que es una tierra cuna de grandes emprendedores, desde los "gallegos" que conquistaron las Américas a los asturianos que iniciaron las aventuras de los grandes almacenes, casos de Galerías Preciados o El Corte Inglés, o la mayor empresa de transporte de viajeros del país; o al leonés que fue capaz de crear el mayor grupo textil del mundo. O tantos hombres de negocios procedentes de estas tierras que contribuyeron a la industrialización de México, el país más poblado de habla hispana.
Es una tierra con memoria, que mantiene tipologías de poblamiento sustancialmente diferentes a otras regiones de España, particularmente en Asturias y Galicia. En efecto, en esta área registramos 43.605 entidades singulares de población, más del 70% de toda España. En la parte norte del territorio el paisaje está repleto de caseríos y aldeas, con una enorme variedad paisajística y funcional. Además, en Asturias y Galicia la parroquia constituye la unidad básica de reagrupamiento poblacional y es la referencia de su organización espacial y social. Conjuntamente, es un ámbito que rebosa riqueza cultural, patrimonial, etnográfica y natural.
El Noroeste conserva la característica de que engendra gente con raíces, aún en la emigración, personas que mantienen los vínculos con su tierra, incluso después de largos periodos de residir fuera de ella. Actualmente, casi el 30% de los españoles residentes en el extranjero está inscrito en esta macrorregión. Esta población supone en torno al 15% de la población residente, cuando en el conjunto de España apenas supera el 6%.
Pero, al margen de las tradiciones, la realidad actual describe una macrorregión que presenta acusados índices de envejecimiento, patrones de escaso dinamismo económico, tasas de actividad bajas y, en general, claros problemas para mantener unos mínimos equilibrios macroeconómicos: el número de pensionistas en marzo de 2025 alcanza los dos tercios del de ocupados a finales de 2024; es un territorio en el que residen 2,3 personas mayores de 65 años, por cada niño menor de 15 años; y la tasa de población extranjera no es ni la mitad de la del conjunto nacional. Ni Asturias, ni Galicia, ni buena parte de Castilla y León escapan a esta tendencia general.
Quizás por ello, o por combinación de todo ello, los recursos naturales, las tradiciones, su gente dentro y fuera del "país", el reto demográfico que nos obliga a reaccionar, es una tierra de oportunidades. Y, sin duda, las hay.
En tiempos convulsos, con guerras en Europa, guerras comerciales en el mundo, la seguridad alimentaria, como se ha puesto de manifiesto recientemente, es un bien muy preciado. El noroeste español dispone de casi ocho millones de hectáreas de superficie agrícola. Es una buena plataforma que, junto con la disponibilidad de agua, hace que debamos replantearnos la política de abastecimiento de alimentos, en general, para aprovechar mejor nuestros campos. Hacen falta personas, hace falta visualizar la importancia de la tarea, por el bien de la comunidad.
Si a esto unimos que la macrorregión cuenta con 2.803.991 cabezas de ganado bovino, el 42,7% del cómputo español, hace que podamos ser considerados una verdadera despensa alimentaria y que, con las medidas adecuadas, la capacidad de crecimiento en los mercados de nuestras industrias agroalimentarias es enorme. Tenemos los recursos y los medios; sembremos el acuerdo para que administraciones, cooperativas y empresas encuentren las vías para desarrollar todo su potencial.
Otra oportunidad viene del ámbito industrial. La disponibilidad de energía constante y a precios de mercado es el primer paso para tener una industria competitiva. Con el desarrollo de las energías renovables hidráulica, eólica, aprovechamiento de la biomasa o energía solar, tenemos los recursos para poder desarrollar una región autosuficiente energéticamente y con capacidad de generación constante. Es el primer paso.
La presencia de importantes plantas de industrias de proceso químico en la región, desde fibras sintéticas a alquitranes, desde pasta papelera a industrias del plástico, también son un indicador de sectores con capacidad de desarrollo.
La industria del automóvil con importantes plantas en Ávila, Palencia, Valladolid y Vigo y muchísimas empresas de fabricantes de componentes por toda la geografía son otro de los sectores a mimar porque necesitamos su impulso, su capacidad de innovación. Más recientemente, las industrias relacionadas con la defensa, en todas sus acepciones, muestran una nueva ventana de oportunidad. Son sólo algunos ejemplos, hay muchos más, pero que nos marcan sendas a seguir para reindustrializar y localizar industrias auxiliares.
También nuestros servicios, nuestra calidad de vida, la posibilidad de residir o hacer turismo en la marca España, en la España con patrimonio cultural, en la España templada es un bien que debemos potenciar. Necesitamos población, jóvenes que desarrollen aquí sus proyectos vitales. Tenemos la base; los informes PISA sitúan a las tres comunidades autónomas en 2022 por encima de la media española y por encima de la media de la OCDE en comprensión lectora, en matemáticas y en ciencias. Como macrorregión liderarían los rankings en España.
Hay demandas y aspectos mejorables, la conectividad para personas y mercancías, por ejemplo. Pero hay otros muchos que solo hay que desarrollar: el tomar conciencia del potencial de la macrorregión, en el marco del Corredor Atlántico, como hacen los mediterráneos; activar los caminos culturales, como sendas económicas, más allá del turismo; o el impulsar esa autonomía energética como elemento clave del desarrollo económico.
Para finalizar, también los nexos con la diáspora abren canales y puertas con el resto del mundo. La añoranza por la tierra, los sentimientos de pertenencia, la morriña son emociones que pueden canalizarse en beneficio del común. Con cooperación y sabiendo nuestras fortalezas, podremos afrontar el futuro con esperanza para disfrutar del noroeste español y aprovechar las oportunidades que nos brinda vivir aquí.
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