La emigración se feminiza en el rural

En las últimas dos décadas se ha acentuado la «salida» de mujeres, que supera ya ampliamente en número al de varones que deciden buscar nuevas oportunidades fuera

San Paio,
 (Lobios,
 Ourense), un
área despoblada. 
|  Fernado Casanova

San Paio, (Lobios, Ourense), un área despoblada. | Fernado Casanova

X. A. Taboada

Santiago

Las dos primeras décadas de este siglo han sumido en un «profundo retroceso demográfico» a la mayor parte del territorio rural de Galicia. Perdió algo más de 160.000 habitantes. Pero no es una evolución excepcional, sino que es un comportamiento similar al experimentado en otras áreas de la Europa occidental. No obstante, hay un fenómeno que cada vez cobra mayor fuerza en la comunidad gallega: es la feminización de la emigración, que se acentúa con el paso de los años, hasta tal punto que en la franja de edad de los 16 a los 34 años son ya muchas más mujeres que hombres las que abandonan sus lugares natales para buscar nuevas oportunidades fuera del hogar materno.

Y no solo eso, sino que esta «sobreemigración femenina» contribuye a incrementar la «masculinización del rural», que es causa también del agravamiento del declive demográfico en este ámbito, que en el caso de Galicia es un área que ocupa casi el 92% de la superficie y alberga al 36% de la población, entendiendo por ‘rural’ los criterios definidos por la agencia europea Eurostat.

Según esta clasificación, el territorio se divide en zonas densamente pobladas (ZDP), que son aquellas con una densidad superior a 500 habitantes por kilómetro cuadrado y una población total para la zona de por lo menos 50.000 habitantes (las ciudades); zonas intermedias (ZIP), que las conforman el conjunto de áreas con una densidad superior a 100 habitantes por km2 y menos de 500 (la periferia de las ciudades y villas medias); y zonas poco pobladas (ZPP), que son las que se corresponden con el rural y que en Galicia ocuparía ese 91,6% del territorio.

Sobre esta amplia zona de la comunidad ha hecho un estudio el Observatorio Galego de Dinamización Demográfica porque es la única de las tres (ZDP, ZIP y ZPP) en la que ha descendido la población entre los años 2000 y 2023. Ha caído un 18,6%, lo que supone 161.457 habitantes menos al pasar de 866.683 a 705.226. En las ciudades se ha mantenido prácticamente estable durante estas dos décadas y donde realmente se ha ganado población es en las zonas intermedias (villas de tamaño medio y concellos periurbanos), al subir un 12,5% el número de habitantes y llegar a los 1.002.347.

Evolución

El fenómeno de la despoblación en el rural obedece a la baja tasa de natalidad y, sobre todo, a la emigración juvenil, especialmente a partir de 2017. En el año 2000 se contabilizaron 18.172 salidas, para llegar a las 23.049 en 2021.

Y en esta ‘fuga’ cobra especial relevancia el papel de la mujer. Si se trata de irse a otra comunidad autónoma o al extranjero, hay un ligero predominio de los varones, pero en su conjunto apenas representa el 25% de toda la emigración y la variación entre hombres y mujeres es mínima.

Las cifras realmente significativas son las correspondientes a la emigración interna (dentro de Galicia con origen en un municipio rural). «De 2002 a 2021 no solo aumentó la tasa interna, sino que las desigualdades entre sexos también se incrementó muy considerablemente», se destaca en el informe.

Así en la franja de edad de 16 a 19 años en el año 2022, la tasa masculina era del 20,7‰ y la femenina, del 25,1‰. Pero en 2021, habían subido a 27,9‰ y 34,7‰, respectivamente. Entre los 20 y los 24 años se mantuvo la diferencia de 10 puntos a favor de las mujeres. Pero entre los 25 y los 29 años se produjo un salto extraordinario. En los hombres la tasa era del 38,9‰ en 2002 y de 47,5‰ en 2021. Sin embargo, en las mujeres pasó del 48,5‰ al 70,1‰. Y también aumentó la brecha en las edades de 30 a 39. En 2002 tenían la misma tasa ambos sexos, pero dos décadas después la emigración femenina se elevó hasta el 64,4‰, nueve puntos más que la masculina.

¿Por qué se van del rural? El Observatorio da una serie de causas, como las limitaciones de las ofertas educativas, mercado laboral y servicios; la falta de alternativa al empleo agropecuario en las explotaciones familiares; la búsqueda de un estilo de vida urbano; o los precedentes migratorios de la propia familia.

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