La Iglesia pone en valor su labor en las cárceles y con las víctimas de trata

Las cinco diócesis gallegas reivindican su dimensión social en la presentación de su memoria de actividades | El arzobispo compostelano invitará al papa al Xacobeo 2027

Mateo G. Triñanes

Santiago

«El Evangelio se hace carne a través de las personas que se acercan y asisten a aquellos que más lo necesitan». Esta frase pronunciada durante la presentación de la Memoria de actividades de la Iglesia Católica en Galicia por Nieves Espiñeira, delegada de la pastoral penitenciaria de la diócesis de Mondoñedo-Ferrol, resume un acto en el que el clero trató de dar a conocer y poner en valor procesos asistenciales que la iglesia realiza y que no siempre tienen resonancia pública.

Y es que más allá de programas más conocidos como los desarrollados por Cáritas o los comedores sociales que colaboran con las administraciones públicas en la difícil tarea de mitigar la pobreza, existen otras labores en esa dimensión más social de la Iglesia que son poco conocidas para el gran público. Dos claros ejemplos son el servicio de acompañamiento a víctimas de trata y mujeres en contextos de prostitución o el trabajo que las pastorales penitenciarias realizan con los privados de libertad en las cárceles gallegas.

«Nosotras, desde el Centro Alumar de Ourense, trabajamos con mujeres en contexto de prostitución, víctimas de trata, de explotación sexual y, un poco, con mujeres vulnerables en general. Atendemos cada caso e intentamos acompañarlas y darles el apoyo que necesitan. Generalmente, solo en Ourense, solemos acompañar más o menos a 300 mujeres cada año», explica Raquel Fernández, educadora social y una de las artífices del trabajo que Alumar desarrolla en la ciudad termal.

Espiñeira trabaja desde hace ocho años en el centro penitenciario de Teixeiro. «Mi tarea principal es escuchar. Hay que darse cuenta de que muchos de los presos no tienen familia o están totalmente desarraigados de ellas. Entonces nuestra tarea es ofrecerles un acompañamiento desde la paciencia y la compasión», declara.

Precisamente, esa situación de aislamiento y de falta de apoyo emocional acaba por constituir una «oportunidad» para acercarse a la Iglesia en el caso de muchos reos. «Muchos ya son creyentes con anterioridad, pero sí que es verdad que al estar allí dentro, privado de libertad, se acentúa muchísimo más la fe», comenta la delegada pastoral.

Por otra parte , el arzobispo de Santiago, Francisco Prieto, avanzó ayer que aprovechará su viaje a Roma este fin de semana para invitar al papa a visitar la capital gallega durante el Xacobeo 2027. «Le haré la misma invitación que le hice Francisco», recordó.

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