Una misión gala inicia el examen de los bidones radiactivos de la costa gallega
Investigadores a bordo del oceanográfico ‘L’Atalante’ tomarán imágenes de parte de los 220.000 barriles lanzados al océano | Recogerán muestras de agua y también de fauna

Barriles lanzados al Atlántico desde el mercante 'Rijnborg'. / Andrew Kerr / Greenpeace
Lara Graña
El UlyX es un robot submarino autónomo (autonomous underwater vehicle, AUV) que pertenece a la flota oceanográfica francesa. Puede sumergirse hasta los 6.000 metros de profundidad y dispone de una autonomía de hasta 48 horas, además ofrecer imágenes de altísima resolución. Su estructura y equipamiento —pesa cerca de tres toneladas— pasan examen estos días para enfrentarse a una misión tan anhelada como postergada: la localización, revisión y análisis de los residuos radiactivos vomitados al océano entre las décadas de los 40 y los 80, y cuyo estado es una incógnita. Buena parte de ese inmenso vertedero se localiza en la fachada atlántica, a partir de 300 millas mar adentro de Fisterra, y será en esa área donde se sumerja UlyX, desde la cubierta del buque oceanográfico galo L’Atalante. Lo hará como actor protagonista del proyecto Noddssum, liderado por el CNRS (Centre national de la recherche scientifique, el CSIC francés) y que se prolongará del 15 de junio al 11 de julio; habrá una segunda parte de la misión, programada ya para el año próximo. Pero esta incursión de casi un mes será la primera en arrojar luz no solo sobre el estado de en torno a 220.000 bidones que reposan en el lugar, sino su eventual impacto en el ecosistema o el desplazamiento de residuos por las corrientes en la zona abisal. Han pasado 43 años desde la última largada de aquella basura radiactiva frente a Galicia.
Bruselas rechazó en 2023 la posibilidad de realizar cualquier prospección en la zona pese a que un informe interno, firmado por la Dirección General de Energía, acababa de admitir que «se desconoce el estado técnico de estos objetos». Fue entonces cuando desde Francia se dio un paso al frente asumiendo esta tarea en solitario, liderada por investigadores de la Université Clermont Auvergne y la École Normale Supérieure de París. La coordinación corresponde al CNRS y en la misión participarán tanto el instituto oceanográfico Ifremer como científicos de universidades de Noruega (Bergen), Canadá (Newfoundland) o Alemania (Thünen-Institut), entre otras instituciones públicas galas; la única participación española en el proyecto es la del departamento de Geología de la Universitat de Girona. Se trata de una investigación sin precedentes en todo el mundo. El buque L’Atalante partirá del puerto de Brest, en la Bretaña francesa.
Fases
En primera instancia, la misión científica procederá a la localización de los barriles para mapear su localización —gracias a la tecnología de barrido lateral de un sónar— y evaluar su estado estructural. Trabajará a unas 540 millas al noroeste de la costa gallega, donde se produjeron vertidos de residuos radiactivos de Reino Unido, Suiza, Países Bajos o Bélgica. El robot UlyX se acercará a unos 10 metros de estos depósitos para tomar fotografías que permitan evaluar su corrosión. Esta primera tarea de localización permitirá identificar los lugares idóneos para la recogida de muestras de agua, sedimentos y fauna, pero «sin acercarse a los barriles» por precaución, apuntan desde el CNRS. El análisis del agua y los seres vivos que habitan junto a los bidones será la columna vertebral de la segunda parte del proyecto Noddssum (siglas de North-East Atlantic Dumpsite Site Survey Using Mapping and Monitoring, o estudio de los vertidos en el Atlántico norte mediante cartografía y monitorización), prevista para 2026. Para esta fase número 2 se utilizará un robot operado desde la cubierta del oceanográfico, un ROV, y las medidas de radioprotección serán exhaustivas para proteger a los tripulantes del L’Atalante y los científicos que analicen las muestras en tierra.
Un informe del Organismo Internacional de Energía Atómica (International Atomic Energy Agency, IAEA) es el único que ha realizado hasta le fecha un inventario de los residuos: en 46 PBq (el bequerelio es una unidad de medida para el material radiactivo), con restos de insumos médicos, militares o de la industria nuclear. La mayor parte de esos desechos –son 15 localizaciones con 42,31 PBq– son los que reposan en la fachada atlántica.
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