Educación impondrá la «neutralidad ideológica» en charlas o excursiones

Sin concretar cómo se llevará a cabo, Rodríguez explica que se adopta para «garantizar la convivencia interna» en los centros | Se refuerza la figura de autoridad del profesorado

Rodríguez interviene ante la Xunta Autonómica de Directores e Directoras. |  Xoán Álvarez

Rodríguez interviene ante la Xunta Autonómica de Directores e Directoras. | Xoán Álvarez

B. Teiga / C. Villar

Santiago

De cara al próximo curso escolar, la Consellería de Educación busca que todas las actividades complementarias que se realicen en los centros educativos, como charlas o visitas didácticas, se hagan bajo el principio de la «neutralidad ideológica». El objetivo, según trasladó el conselleiro responsable, Román Rodríguez, es garantizar «la convivencia interna» y «buscar un buen clima» en colegios e institutos, donde cohabitan «personas muy diferentes, niños muy diferentes y familias muy diferentes».

Cuestionado por si, por ejemplo, se podría colocar en un centro una bandera de Palestina o de Ucrania, el titular de Educación sostiene que con esta medida «no se quiere decir que no se ponga una bandera, pero hay que hacerlo con coherencia y respeto». «Imagínate una guerra entre Ucrania y Rusia, lo que no puede ser es que haya unos con la bandera rusa y otros con la ucraniana. Tiene que haber una neutralidad y que las cuestiones que se tratan respondan a unos principios básicos dentro de esa neutralidad. Hay que preguntarse: ¿esa actividad que se plantea tiene sentido desde una perspectiva curricular?», alegó tras reunirse con la Xunta Autonómica de Directores e Directoras para abordar las instrucciones de organización del curso 2025/2026.

Sin concretar cómo se llevará a cabo este control en la práctica, Rodríguez incidió en que todas estas actividades deberán estar incluidas dentro de la Programación Xeral Anual y que solo de «forma excepcional» se podrán añadir otras a lo largo del curso. Con todo se pretende también, tal como concretó la directora xeral de Ordenación e Innovación Educativa, Judith Fernández, que la oferta de actividades complementarias no se concentre, como es habitual, en el tercer trimestre, algo que «interrumpe la actividad docente» y «genera una distorsión» y un «desajuste interno» en el centro.

La Consellería defiende, por tanto, que las charlas, excursiones o visitas deben atender y promover «los valores constitucionales, el fomento del pluralismo social y del pensamiento crítico y el respeto a las libertades individuales». Rodríguez incidió en que la Xunta toma esta decisión tras haber recibido, más de una vez, críticas «de un lado y de otro» sobre diferentes cuestiones impartidas en actividades en los recintos educativos.

«La hora de leer»: hasta 30 minutos diarios en Primaria

La Xunta Autonómica de Directores e Directoras acordó también introducir lo que el conselleiro de Educación denominó como «la hora de leer». Esto se traduce en que los estudiantes de Educación Primaria tendrán que dedicar cada día, a partir del próximo curso, entre 20 y 30 minutos de su tiempo en las aulas a la lectura. Su implantación entra dentro del Plan MEGA de mellora educativa de Galicia, impulsado por el Ejecutivo, cuyo propósito es reforzar la comprensión lectora de los estudiantes y fomentar el pensamiento crítico. Por otro lado, el conselleiro anunció que se reforzará la autoridad del profesor con «una actitud de tolerancia cero ante cualquier tipo de acoso o conducta contraria a la convivencia». «¿Tenemos una situación preocupante en Galicia con la autoridad? No especialmente, pero es un elemento del que se habla de forma recurrente en los procesos de escucha activa que se hacen en las visitas a los centros», argumentó. Ante cualquier agresión al profesorado, considerado como autoridad pública en Galicia desde 2011, el centro debe ponerlo en conocimiento de la Inspección Educativa «cuanto antes», para que la Administración pueda asesorar y apoyar en la solución. La persona que desempeñe el cargo de director del centro será la responsable de comunicar el posible caso de acoso. En Galicia psicólogos ya tratan a profesores incapaces de controlar a su alumnado.

Docentes, anpas y sindicatos cuestionan el planteamiento y piden explicaciones

Desde las asociaciones de padres y madres de la enseñanza pública agrupadas en la Confederación Anpas Galegas y Confapa mostraban ayer su «asombro» por el hecho de que Educación plantease una «neutralidad ideológica». Los primeros, a través de su presidenta, Isabel Calvete, le reclaman a la Xunta que se explique y aclare si se refiere a «limitar la libertad de cátedra del profesorado» o a «educar al alumnado de espaldas a la realidad y que no puedan tener todos los datos para comprender qué es vivir en ciudadanía». «Esperamos que no tenga que ver con sexualidad y diversidad», comenta Calvete, para añadir que, «de hablar de ideologías, quizás habría que poner encima de la mesa como es que en el currículo sigue a estar presente la religión católica». Por su parte, Rogelio Carballo, de Confapa, tras lamentar las formas —que los padres y madres sean ignorados sistemáticamente en el debate acerca de la educación de sus hijos—, se pregunta que es esa «neutralidad ideológica» de la que habla la Xunta. «¿Es ponerse en el punto medio entre el maltratador y la maltratada? ¿O entre la educación inclusiva y la excluyente? ¿La igualdad? Estamos en un lado, no en el medio, y, desde el momento en que estas posiciones que compartimos todos se considera que no son neutralidad, creo que tenemos un problema», avisa. Además, apunta que en su colectivo, como el anterior, no han tenido noticias de «problemas» por actividades complementarias en los centros. Sindicatos como la CIG, que denunció la «actitud antidemocrática» del conselleiro de Educación, manifestaron su repulsa. «CIG-Ensino no permitirá ninguna injerencia política en la labor docente», sostienen en un comunicado en el que censuran que la «declaraciones de intenciones» de la Xunta es «altamente preocupante teniendo en cuenta» actuaciones «recientes de la Inspección educativa», como «la orden de retirar banderas palestinas en centros educativos» o «carteles reivindicativos contra Altri o pretender censurar actividades educativas en las que existe algún tipo de crítica a la pastera». Docentes consultados por este diario destacan que no han tenido experiencias de protestas de familias por charlas o similares. «Aquellas que pueden ocasionar más controversia, como las vinculadas a formación sexual, siempre procuramos que vengan avaladas por Sanidade y los propios padres las demandan, y las relacionadas con drogas o delitos procuramos que las desarrolle la Guardia Civil la Policía y asociaciones con credibilidad», cuenta una profesora de un municipio mediano. «Por ahora no notamos ese sesgo ideológico que impera en otras autonomías», añade. Otro profesor, con años de experiencia en centros dispares, concede que la norma que fija la Xunta «es muy lógica», pero «ya se sabe». «Algo tiene que estar pasando», señala, «para que la Consellería lo diga expresamente». En todo caso, advierte: «A veces se ve ideología en donde no la hay y se asocian ciertas cuestiones a una ideología determinada cuando se trata simplemente de fomentar valores o espíritu crítico», y de ejemplo pone «lo que tenga que ver con sexualidad o igualdad». Otra docente cuyo periplo discurrió por varios centros y que dirigió alguno recuerda comentarios aislados por alguna charla de Quérote, pero defiende que «hay bastante racionalidad a la hora de planificar» y que «hasta ahora no ocurrió nada que demandara la necesidad de intervención en aras de esa ‘neutralidad ideológica’».

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