Identificados los primeros mil barriles con restos radiactivos frente a Galicia
La misión francesa ha extraído ya fauna y sedimentos de la zona donde se arrojaron unos 220.000 bidones entre los años 40 y 80 | Se obtendrá información inédita a nivel global

El robot ‘UlyX’, tras una inmersión.
Lara Graña
No existe ningún precedente de la misión que, bajo la dirección de Javier Escartín y Patrick Chardon, está llevando a cabo el Centre national de la recherche scientifique (CNRS, el CSIC francés) a bordo del oceanográfico L’Atalante. Nadie, pese a la palmaria falta de información —reconocida por la Comisión Europea—, ha examinado nunca en qué estado se encuentran los cientos de miles de barriles con residuos radiactivos que fueron arrojados a los océanos entre los años cuarenta y ochenta del pasado siglo. Y ningún punto del planeta recibió tanta basura enlatada de este tipo como la fosa atlántica —según el Organismo Internacional de Energía Atómica (International Atomic Energy Agency, IAEA)—, a manos de buques mercantes holandeses, belgas o británicos. Por eso Escartín y Chardon, con el L’Atalante como barco nodriza, están estos días frente a las costas de Galicia; por eso la misión Nodssum, inédita en todo el mundo y que ha asumido Francia tras el rechazo de Bruselas a hacer su propia evaluación, no podía haber elegido otra localización, a 650 kilómetros al noroeste de Fisterra.
Los técnicos y científicos que participan en este proyecto han localizado ya un millar de bidones «en unas pocas inmersiones» del robot teledirigido UlyX, según confirmaron este miércoles fuentes oficiales del CNRS. Son solo una pequeña parte del total ya que se calcula que sobre la zona se vomitaron en torno a 220.000 depósitos de acero y hormigón con restos de insumos médicos, militares o de la industria nuclear. También han obtenido numerosas muestras de sedimentos —con las succionadoras de un dispositivo bautizado como octopus (pulpo)—, agua y animales de aguas profundas. Todas las muestras fueron revisadas inicialmente con un instrumento de medición de radiactividad para descartar cualquier riesgo para la treintena de personas que participan en Nodssum (son las siglas de North-East Atlantic Dumpsite Site Survey Using Mapping and Monitoring).
El buque no tiene previsto regresar al puerto francés de Brest hasta el 11 de julio, por lo que todavía obtendrá múltiples resultados más. Ya el año próximo, y con un robot de brazos articulados o un submarino —la zona alcanza los 4.800 metros de profundidad—, la misión procederá a la toma de muestras directas de los bidones. El objetivo es conocer el nivel de radionucleidos en la zona y su eventual impacto en la biosfera. La única participación española en este proyecto corresponde al departamento de Geología de la Universitat de Girona. La Comisión Europea se negó a evaluar ninguno de los emplazamientos con vertidos de residuos radiactivos en 2022 pese a que sus técnicos reconocieron que «se desconoce el estado» de corrosión de los barriles.
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