Uno de cada cinco jóvenes gallegos de entre 16 y 25 años es asiduo del botellón
Un estudio del Sergas constata la presencia de menores de edad: solo entre los 16 y 17 años unos 7.200 son habituales | El 11% de los chavales se da atracones con frecuencia

Un operario de la limpieza recoge los restos de un botellón. | Ricardo Grobas
C. Villar
Aunque los concellos han quedado al final liberados de cualquier multa por no controlar el botellón en sus términos municipales en la nueva Lei de Protección da Saúde das Persoas Menores e Prevención das Conductas Adictivas, al menos de acuerdo con el texto que ha llegado para su tramitación al Parlamento gallego, a quienes sean pillados in fraganti con el cubata —menores incluidos, y subsidiariamente a sus padres— puede salirles caro el gesto. «El consumo en grupo de bebidas alcohólicas en la vía pública, parques y plazas públicas y en otros lugares de tránsito público», como dice la Xunta eludiendo hablar de botellón, se tipifica como infracción grave, que puede llegar a implicar hasta 15.025 euros, y, como mínimo, 3.005. Si la norma no sufre ningún cambio durante su periplo en O Hórreo, habrá que ver si la amenaza tiene un efecto disuasorio.
Por ahora, el botellón, no solo el que a veces sufren los vecinos y los operarios de limpieza y les toca vigilar a los concellos, sino también el que se realiza de puertas para adentro, supone una alternativa de ocio habitual para los jóvenes gallegos, incluidos menores de edad que, no de ahora, tienen prohibido el consumo de alcohol.
Una encuesta de la Consellería de Sanidade no solo permite constatar la asistencia a estas concentraciones de un 19% de los jóvenes gallegos de entre 16 y 24 años (ambos incluidos) en el último mes, lo que revela cierta regularidad, sino también las advertencias de expertos en adicciones juveniles, como el profesor de la Universidade de Santiago Antonio Rial Boubeta, cuando recalcan que a esos encuentros los asistentes no van de «oyentes».
Según un sondeo entre casi 8.000 gallegos de 16 años en adelante con tarjeta sanitaria, de los jóvenes que acuden a esas convocatorias el 91% consumió alcohol, una proporción que Sanidade traduce, en global, en que un 17% de los chavales gallegos consumieron bebidas con alcohol en botellones en el mes previo a la entrevista.
Entre esos habituales del botellón se encuentran menores, que a veces acaban precisando una ambulancia por intoxicaciones etílicas. La Fundación Urxencias Sanitarias-061 atendió casi 7.000 casos desde 2011, cuando se endureció la ley y se extendió a las bebidas fermentadas el veto al consumo por debajo de los 18 años. Según el análisis de Sanidade, alrededor de un 15% de chicos y chicas de 16 y 17 años —unos 7.200— frecuentan el botellón porque admiten haber participado en alguno en los últimos treinta días.
Pero el alcohol no solo está presente en los botellones, por más que los expertos incidan en que ese contexto puede ejercer de «puerta de entrada a otros consumos» y a otros comportamientos de riesgo. Sanidade sostiene que el consumo de alcohol es el factor de riesgo más prevalente en Galicia y los números le dan la razón: seis de cada diez gallegos de 16 a 24 años declaran la ingesta en el último mes, en especial chicos (63% frente a 58%). Aunque el fenómeno se intensifica y alcanza el tope entre los 21 y 24 años, con un 67% de bebedores frecuentes, afectaría ya a un 35% de adolescentes de 16 y 17 años. A ello hay que añadirle el hábito del consumo en atracón o binge drinking, que practican un 11% de menores de 25, el doble en chicos (15%) que chicas (8%).
Un hábito diario (o casi) para uno de cada siete adultos
La futura norma que regulará la prevención de conductas adictivas en Galicia advierte sobre el alcohol que su consumo está relacionado, además de con problemas de salud, con problemas familiares, económicos, sociales y laborales. Pese a todo, uno de cada siete gallegos mayor de 16 años dice beber alcohol a diario o casi a diario y cuando Sanidade analiza el consumo en global se repite el perfil: los hombres lideran, en un porcentaje que triplica al de las mujeres (22 por ciento frente al 7 por ciento) y el hábito se acrecienta con la edad.
Con todo, el alcohol en adolescentes preocupa en particular a las autoridades porque el riesgo de padecer trastornos físicos, psicológicos o del comportamiento es «mayor» si la ingesta se inicia a edades tempranas, aduce el Gobierno. Conductas como la de al menos un atracón al mes se dan sobre todo en jóvenes y en particular en varones (8% frente a 2%).
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