La Xunta impulsa el cuidado de mayores en casa con una rebaja fiscal del 50%
El Colegio Notarial de Galicia logra que se refuerce la figura del contrato de vitalicio
La medida afectará ya en 2026 a cuidadores de mayores de 65 años con una dependencia mínima del 33%

El conselleiro de Facenda (centro) junto al decano del Colegio Notarial de Galicia. / LOC
En una Galicia cada vez más envejecida, el hogar se presenta como el mejor lugar para ser cuidado. Frente al modelo residencial, la Xunta apuesta por una fórmula con raíces jurídicas propias: el contrato de vitalicio, una figura recogida en la Lei de Dereito Civil de Galicia, pero que hasta ahora ha tenido cifras anecdóticas debido a su fuerte presión fiscal. A partir del próximo año, este instrumento que garantiza el cuidado en casa de las personas mayores recibirá un impulso gracias a una rebaja fiscal de hasta más del 50%, limitada a quienes superen los 65 años y tengan una discapacidad mínima del 33%.
Estas bonificaciones, que se incluirán en los presupuestos de la Xunta 2026, responden a una demanda del Colegio Notarial de Galicia, que ve en el contrato de vitalicio un instrumento que no solo alivia la carga tributaria, sino que también refuerza los vínculos, la autonomía y el arraigo.
El contrato de vitalicio es un acuerdo por el cual una persona cede sus bienes a un tercero a cambio de asistencia integral de por vida: vivienda, alimentación, vestido, atención médica y compañía. Todo ello en régimen de convivencia permanente en el domicilio del cedente.
José María Graíño, decano del Colegio Notarial de Galicia, se reunió ayer en Santiago con el conselleiro de Facenda, Miguel Corgos, quien le detalló cómo el Gobierno gallego recoge una demanda largamente sostenida por el colectivo notarial. «Es una figura que cumple una función social donde confluyen el interés privado de recibir asistencia en casa y el general de la Administración», destaca Graíño, en referencia al ahorro de costes en plazas residenciales que supondría.
La rebaja fiscal se aplicará en tres frentes: el Impuesto de Transmisiones Patrimoniales se reduce del 8% al 4%; el Impuesto de Donaciones se equipara al de familiares cercanos, lo que puede suponer más del 50% de ahorro; y se elimina la tributación de la garantía de reintegro en el Impuesto de Actos Jurídicos Documentados.
Hay una edad límite y un nivel de discapacidad para que los cuidadores puedan acceder a estas bonificaciones: están acotadas a quienes presten asistencia a mayores de 65 años con al menos un 33% de discapacidad y que no estén en residencias.
Más allá del ahorro, el contrato de vitalicio es una herramienta de arraigo. «Promueve la autonomía de la voluntad, evita la soledad, activa la solidaridad entre generaciones y puede dinamizar la Galicia vaciada», apunta Graíño. En muchos casos, la vivienda —añade— es el único recurso con el que cuentan los mayores para garantizarse cuidados en su última etapa vital.
En este contexto de presión demográfica y costes crecientes en plazas residenciales, Galicia se propone dar un impulso al contrato de vitalicio, ya no solo como instrumento legal, sino también como una brújula ética que apunta hacia el cuidado en casa y una vejez acompañada. Por ello, desde el Colegio Notarial de Galicia, su decano confía en que estos incentivos fiscales impulsen la figura del contrato de vitalicio.
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