Silencio... vivimos. Es el título de una producción que protagonizó Adolfo Marsillach y que, ahora, recupera su hija, Blanca Marsillach, que se ha propuesto acercar los beneficios del teatro a las personas con discapacidades físicas, sensoriales o intelectuales.

El centro Pai Menni, de Betanzos, acogió ayer la representación de esta obra, producida por la compañía de Blanca Marsillach y Varela Producciones, que exprime los beneficios terapéuticos de la dramaturgia y hace del teatro una valiosa herramienta para construir o reconstruir la autoestima, como explica la actriz y productora. "Vivir no es fácil, todos pretendemos ser lo que no somos, actuamos como personajes de una obra, la vida, llena de momentos difíciles a caballo entre aquí y el mutis definitivo", introdujo Blanca Marsillach en la rueda de prensa que precedió a la representación de la obra.

Bajo la dirección de Blanca Marsillach y Xabi Olza, los asistentes se atrevieron con la experiencia de calzarse los zapatos del otro. Se alza el telón y empieza la farsa, en torno a tres textos de Adolfo Marsillach adaptados dentro del programa interactivo de teatro para personas con discapacidad. El objetivo, un ejercicio que "invite a ver y entender a una persona ajena a la propia" y a "incrementar la confianza y autonomía ",, según explican las compañías.

La obra, que llegó al Pai Menni a través de un programa de la Diputación, se dividía en tres escenas, una boda, una verbena y una conferencia. Al término, el público estaba invitado a subir a escena, en un final donde no faltó la música y el confeti. La gerente del centro Pai Menni, Inmaculada Segarra, celebró ayer la iniciativa que, celebró, permite a los usuarios emocionarse como espectadores y participar como artistas".