Están "hartos" y recurren a la ironía para denunciar un problema que parece abocado a convertirse en un mal endémico de Meicende. La asociación vecinal San Xosé Obreiro ha emitido un comunicado en el que manifiesta su preocupación por los daños medioambientales derivados de la elevada concentración industrial que registra su localidad.

Están rodeados de empresas y, "como simples ciudadanos que observan, huelen y tocan", dudan de que se cumplan los requisitos de control suficientes para garantizar el bienestar de los residentes. "Claro que nuestra opinión será invalidada, ya que no está amparada por ningún certificado mediambiental", critican con sarcasmo.

Los síntomas son variados. Desde una "nieve negra" que "invade los hogares, se incrusta en la ropa y se deposita en las cosechas", hasta los "olores nauseabundos" procedentes de la planta de reciclaje de basuras de Nostián. Su calidad de vida, dicen, también se ha visto mermada por los ruidos. "En los últimos días también hemos padecido, sobre todo en horas nocturnas, ruidos un tanto más altos de lo frecuente, procedentes de las chimeneas que rodean nuestro entorno y que impiden el derecho al descanso de los vecinos", denuncian, en alusión a la refinería.

Sostienen que, de sus cinco sentidos, al menos cuatro se han visto afectados negativamente por lo que consideran un deficiente control de las emisiones industriales. "El sentido del gusto lo tenemos poco desarrollado, por lo que no podemos emitir una valoración", concluyen sarcásticos.

"Rogamos que nos disculpen por la ironía, pero créannos, ya no sabemos qué hacer ni a quién acudir para solucionar estos problemas que se repiten en demasiadas ocasiones", sostienen.

Y es que no es la primera vez que los vecinos de Meicende exigen que se adopten medidas para garantizar una buena convivencia entre los ciudadanos y la industria. Los residentes en esta localidad han reclamado en múltiples ocasiones que se reduzcan las emisiones contaminantes "que algunas empresas distribuyen al aire de forma indiscriminada" y piden al Concello que actúe.

Los residentes en Meicende exigen ya desde hace años la instalación de una estación de control medioambiental permanente. A lo largo del año 2009 la asociación vecinal San Xosé Obreiro emprendió una campaña para denunciar un problema que, advertían, se agrava "de generación en generación".

El colectivo llamó a las puertas del Ayuntamiento y de la Xunta para exigir medidas que mitiguen las emisiones de las industrias. El colectivo hacía referencia concretamente a la refinería de Repsol, la fábrica de aluminios de Albada o la empresa de aluminios Alcoa.

Todos los grupos políticos con representación en Arteixo han apoyado sus reivindicaciones. Ya lo hicieron durante el anterior mandato, cuando el ahora alcalde, Carlos Calvelo, encabezaba las protestas vecinales siendo secretario del colectivo. Los residentes dicen ahora estar "cansados" de recibir "solo muestras de apoyo". "Ya estamos hartos de promesas", advierten.