-¿Qué le mueve a irse antes de que finalice el mandato?

-No es una decisión de ahora, la tomé antes de presentarme, estaba pactado. Yo no soy una persona de futuro para Miño y es mejor es partir la legislatura en dos y darle tiempo a Jesús (Veiga) para que vean que puede hacer bien las cosas.

-¿Han hablado ya de plazos?

-No. Lo correcto es que antes de irme solucione los temas de más calado. Se hará cuando llegue el momento, mi sucesor tiene que tener tiempo suficiente para encauzar el rumbo en un escenario muy diferente y tiene todo el derecho a planificar ese futuro.

-¿Qué temas quiere dejar atados antes de irse?

-Sobre todo el tema de Fadesa y de Piñeiro.

-¿ Cómo deja el Concello?

-Creo que el Concello está bien dimensionado, no hemos colocado amiguetes. La plantilla es razonable y nuestro endeudamiento es fruto de hacer inversiones necesarias. Cuando llegué aquí no había agua los veranos y ahora está preparado para atender a 20.000 habitantes. El endeudamiento es financiero, con un interés bajo a 30 años y hemos hecho más inversión por habitante que Santiago. En los diez años que llevo como alcalde invertimos 35 millones y nuestra deuda es de cuatro, por debajo de lo permitido.

-Es curioso que ceda el bastón al que fue su rival

-(Risas) Si, la verdad es que Jesús es un tipo con un perfil totalmente diferente al mío. Es un político pegado a la calle, yo carezco de esa facilidad. Tiene un exceso de necesidad de servir al ciudadano, será mucho mejor alcalde que yo.

-Eva Vilariño concurrió con usted por los independientes. ¿No se planteó que fuese su sucesora?

-Eva es la clásica concejal que cualquier alcalde necesita para llevar las cuentas y la organización administrativa; pero no tiene la vocación de servicio que puede tener Jesús, que es el mejor valor en estos tiempos. Creo que es el candidato idóneo, es un hombre pegado al terreno como pocos.

-¿A día de hoy, qué balance hace de su labor?

-Mi labor la tienen que juzgar los ciudadanos, los que me sucedan y el tiempo. Intenté dotar a Miño de infraestructuras y continuar la trayectoria de mi antecesor. En Miño no hay ninguna casa que no tenga asfaltado hasta la puerta; en todas las parroquias hay un centro social y un polideportivo. Algunos dirán que se ha malgastado, como en A Carreira, pero yo no dudo que será un valor que se aprecie con el tiempo.

-¿Y no se arrepiente de nada?

-¿Cómo me voy a arrepentir? ¡Ni mucho menos! Hay cosas que una vez embarcado en ellas ves que son muy difíciles, como el campo de golf, pero no dudo que será un valor añadido para el pueblo. Y me fastidia que alguien diga que aposté por el ladrillo. Yo soy alcalde desde 2003, el plan general se aprobó en 2002. Yo no hice ni una sola transformación de suelo, con el boom de la construcción el concello fue un mero espectador. ¿Por qué voy a apostar yo por el ladrillo si a mi no me gusta? No tengo ninguna propiedad en Miño.

-¿Se plantea regresar a la Xunta?

-Esa etapa ya pasó, no tengo ningún tipo de aspiración política, seré un afiliado más.

-¿Y qué planes tiene?

-Centrarme en la medicina y en mi familia. Con mi mujer tengo el proyecto de montar algo pequeño, Lo que me ilusiona a día de hoy son las cosas nuevas, puede que monte un restaurante. Tengo un pequeño proyecto en mente, hacer un restaurante sin cocina, ya he hablado con algún arquitecto, pero seguramente será algo fuera de Galicia

-¿Le dedicará más tiempo al póker?

-Un poquito más sí. Me gustaría enseñarle a mi mujer a jugar.