"Me conocen como el perrero", exclama entre risas Óscar Martínez Mosquera, un vecino de Arteixo que se dedica profesionalmente al adiestramiento de canes. Desde hace ocho meses, cuando estableció su propia empresa en Oseiro, es habitual verlo por el municipio dirigiendo a un grupo de personas que, acompañados por sus perros, aprenden a disfrutar de sus animales de compañía.

"Un perro es como un barco, necesita un capitán que le guíe", sentencia Óscar Martínez que a diario observa como la gente acude a él en busca de ayuda para zanjar unos problemas de conducta que dificultan la convivencia entre propietario y mascota.

"La mayoría de las veces los dueños son los responsables de su mala conducta, porque lo tratan como un humano, olvidan que es un animal". Y, como tal, apostilla el adiestrador, tiene unas necesidades que en gran parte de las ocasiones no están cubiertas por falta de tiempo y de conocimientos de los dueños.

"No es suficiente con alimentarlo, sacarlo a pasear y darle mimos; para que nuestro perro sea feliz debe hacer ejercicio y relacionarse a diario", asegura. El principal reto al que se enfrenta este vecino de Oseiro, según señala, es el de "educar" al propietario del animal, corregir sus malos hábitos y evitar que focalicen sus problemas en la mascota.

Para Óscar Martínez, los animales son su vida. De pequeño soñaba, como tantos otros niños, con tener un can pero en su casa no se lo permitieron. Fue durante el servicio militar cuando comenzó su relación con los animales, pues era el encargado del cuidado de los perros del cuartel de Comandancia General de Ceuta.

Finalizada la mili, regresó a Arteixo y se hizo con su propio animal que comenzó a adiestrar en un centro de Cambre. Fue allí donde surgió su interés por la educación canina, un interés creciente que culminó en el deseo de querer dedicarseprofesionalmente a educar a perros y que le llevó hasta Alemania en el año 2004, "en donde se encuentran las mejores escuelas y centros de adiestramiento canino", apostilla Óscar Martínez.

Admite que la adaptación no fue fácil debido, principalmente, al desconocimiento del idioma pero su pasión por los perros le ayudó para persistir en su empeño y adquirir los conocimientos para lograr su sueño: montar su propio centro de adiestramiento canino.