La Consellería de Medio Ambiente, Territorio e Infraestruturas autorizó la declaración de impacto ambiental del proyecto de explotación de la mina de oro de Corcoesto, que afecta a los municipios de Cabana, Coristanco y Ponteceso. La resolución del órgano ambiental considera que el proyecto es "ambientalmente viable, garantizando el estricto cumplimiento de las medidas introducidas a lo largo de su tramitación".

La declaración de impacto ambiental establece las medidas que permiten hacer compatible la extracción del mineral con la protección de los valores naturales a conservar, entre las que destacan las dirigidas a garantizar la integridad del espacio natural protegido río Anllóns "y de salvaguardar sus valores naturales de posibles afecciones", según indican desde la Consellería. Una de las exigencias es que la explotación minera deberá mantenerse a una distancia de 140 metros de ese espacio protegido.

Con la autorización de este trámite, solo queda pendiente la declaración del proyecto como industrial estratégico, que tramita en estos momentos la Consellería de Industria "por su capacidad dinamizadora de la economía". El proyecto contempla una planta con una capacidad de tratamiento de 6.000 toneladas al día, y, según recuerdan desde la Xunta, supondrá la inversión de más de 110 millones de euros y la creación de 270 puestos de trabajo directos, aparte de más de mil indirectos.

La empresa promotora, Mineira de Corcoesto, pretende llevar a cabo una explotación a cielo abierto, prevista para una duración de trece años, aunque podría prolongarse en el futuro mediante galerías. La firma baraja una producción de 1.095.000 onzas de oro.

Este proyecto ha provocado un fuerte rechazo por parte de varios grupos políticos y de vecinos de la zona encabezados por la Plataforma en Defensa de Corcoesto, que cuestionan los métodos a emplear y las graves consecuencias que tendrá para el medio ambiente. Desde la Xunta, sin embargo, defienden que se cumplirán con todas las garantías y se restaurará toda la zona afectada, que abarca 391 hectáreas. La empresa promotora tiene previsto emplear cinco años en los trabajos de restauración, mientras que los otros ocho se destinarán a las labores de explotación. Una vez rematada la extracción del mineral y el proceso de transferencia de estériles, quedará un hueco que será convertido en laguna, generando una lámina de agua libre de 18 hectáreas.

A las críticas a este proyecto también se sumó ayer la agrupación Aquo Galicia, que al igual que Alternativa y BNG, denunció presiones de la empresa a los vecinos para que vendan sus terrenos con la amenaza de expropiaciones.