Osos, dragones, pistas, adivinanzas, un mapa del tesoro y un cofre lleno de oro escondido. No hay nada más irresistible para un niño, y si este juego se realiza con preguntas de cultura e historia y en un entorno monumental como el casco antiguo de Betanzos, los pequeños aprenden sin querer y disfrutando de verdad. Así les ocurrió ayer a una treintena de niños, y otros tantos padres, de Educación Primaria del colegio Vales Villamarín, que se apuntaron a la singular y creativa iniciativa de la Asociación de Nais e Pais (Anpa) del centro, denominada En busca da cultura perdida.

El grupo de pequeños detectives iniciaron su búsqueda del tesoro entre la impresionante iglesia de Santa María do Azougue y San Francisco. Un peregrino necesitaba regresar a su casa tras visitar la tumba del Apóstol en Santiago y pidió ayuda al caballero de Andrade, que a su vez solicitó la colaboración de los niños para hallar un tesoro con el que comprar el barco para que regresase a casa el peregrino. Tenían que localizar un jabalí (en el tejado del templo), un oso (en la tumba de Andrade), un perro y un dragón. En esta búsqueda del tesoro los niños también mostraron su sentido del humor: desde la ANPA explicaron que el señor de Andrade mandaba mucho y una niña saltó: "Porque no estaba mi madre..."

Con mapas antiguos de la ciudad y sobres con adivinanzas, los pequeños fueron visitando algunos de los monumentos más importantes de Betanzos y terminaron en el Museo de As Mariñas.

"En el museo vieron la bandera del gobierno republicano en el exilio, los trajes del Ballet Galego Rey de Viana. Había una fotografía de Vales Villamarín, les preguntamos si sabían quién era y dijeron que el constructor del colegio. Ya les contamos que fue un historiador y cronista... Todos salieron encantados con esta actividad. Los niños aprenden historia y cultura de Betanzos de forma entretenida, pueden correr por el museo, ver que es un lugar divertido. Y de paso arrastramos a los padres, les implicamos más.", explicó el presidente del Anpa del Vales Villamarín, Fernando Suárez.

El director del museo, el historiador y artista Alfredo Erias, participó en esta iniciativa y les explicó algunas de las piezas más importantes y valiosas, sin dejar de buscar pistas para hallar el cofre del tesoro, que apareció escondido en las campanas de la antigua capilla del hospital de San Antonio, ya desaparecido, del siglo XVII. El tesoro eran monedas doradas pero de chocolate por dentro, lo que más les gustó a los pequeños junto con que les dejasen tocar las campanas.

Esta actividad se inicia primero en el aula donde el profesor les prepara repasando historia y se completa después cuando les entregan una chapa y un diploma de detective que les llena de ilusión. En el Vales se ha creado ya el grupo de Detectives Brigantium y próximamente tendrán otra búsqueda del tesoro.