Aprendió a respetar la naturaleza de niño, como scout que pronto su sumó a las filas del escultismo que descubre que su "patria es otra", bromea. Nacionalista, afiliado desde los veinte años al BNG pero, sobre todo, ecologista, Carlos Silvar ha retratado en su hábitat a buena parte de esos huidizos seres que habitan la comarca de As Mariñas y Terras do Mandeo.

Su primer retrato lo realizó de chaval, desde una cabaña a siete metros de altura desde donde siguió durante varios días las piruetas de un halcón. Aún recuerda su primer microscopio, regalo de los Reyes Magos, que le permitió seguir la evolución de una mariposa y su prole. Todavía conserva los blocs. Su afición se acentuó en la adolescencia. "No destacaba como estudiante, era el dibujante, el de las caricaturas", bromea.

Recién licenciado en la Facultad de Bellas Artes, en Madrid, comenzó a trabajar como diseñador para Sargadelos. Carlos Silvar compaginó su trabajo en emblemática fábrica de Isaac Díaz Pardo con ilustraciones por encargo para diversas editoriales. Y no tardó en sobresalir como retratista de asustadizos inquilinos del hábitat gallego. Ha dejado su impronta en la primera guía de aves española, publicada por Galaxia y que supuso todo un hito editorial. "Las guías de campo de aquellas eran en su mayoría inglesas. No había ninguna en español hecha por españoles", recuerda. Ese trabajo se perfeccionó con Baía Edicións, la editorial gallega que ha publicado la colección más completa de guías de campo. Aves, mamíferos, reptiles, algas, ... "Me doy con un canto en los dientes, si hago alguna guía más seria una propina". Silvar forma parte de asociaciones como Sociedade Galega de Historia Natural o la Fundación Fragas do Mandeo. Como político ha combatido su timidez y tomado la palabra en varios plenos para exigir más protección para As Brañas y la costa de Carnoedo, dos de sus rincones favoritos.

Yo preservo, tú preservas, él preserva; yo drago, tú dragas, él draga... La conjugación de ciertos verbos se resiste en la comarca. Los colectivos ecologistas ponen en marcha año a año diversas iniciativas para limpiar los montes, playas y rías. Y concienciar a la población en la necesidad de implicarse en la preservación del territorio. La labor de estas asociaciones, desdeñada en muchas ocasiones por las administraciones, sí cala en los más pequeños y día a día aumenta la implicación ciudadana; pero no lo suficiente. Cada vez más los colegios que organizan salidas para poner su granito de arena en el cuidado de los hábitats y contribuir a la erradicación de especies invasoras, como la uña de gato, el plumacho, la mimosa, el sargazo japonés, la acacia... Enclaves naturales como Sabón, Cecebre, el Lugar de Importancia Comunitaria Betanzos-Mandeo, sufren cada vez más la invasión de estas especies exóticas, y otras que son ya una plaga de los embalses como el cangrejo americano. Están consideradas como la segunda causa de pérdida de biodiversidad del mundo y su erradicación hace precisa la implicación "de todos", insisten desde los colectivos ecologistas. Unas rías con un alto nivel de contaminación, prácticamente vetadas al marisqueo, una planificación urbanística e industrial a espaldas de la naturaleza y la proliferación de vertederos ilegales en las sendas hacen peligrar algunos de los hábitats de la recién estrenada Reserva da Biosfera. La racanería de las administraciones para fijar enclaves protegidos y la escasez de fondos para combatir las amenazas de la biodiversidad, son dos de las quejas más reiteradas por las asociaciones ecologistas, que tampoco suelen ser consultadas por los gobiernos a la hora de planificar actuaciones de regeneración ambiental. La Fundación Fragas do Mandeo no es un colectivo reivindicativo, su labor se centra en la custodia. Su presidente, Fernando Bandín, pone el acento en la implicación. Desde su constitución ha notado un aumento en la concienciación ciudadana. Sobre todo en las mujeres, dice. "En estos tres años, el 64% de las donaciones ha sido de mujeres", desvela. Este ecologista insiste en que la base social para preservar el territorio está puesta, pero mira con envidia a los países anglosajones, "O nos organizamos y arreglamos las cosas o nadie lo va a hacer por nosotros", advierte.