La tala de unos 330 árboles en el bosque de El Paraíso que se lleva a cabo estos días cuenta con licencia municipal y se ha observado que se respeta la zona de dominio marítimo terrestre. Sin embargo, en este espectacular entorno natural se vienen produciendo en los últimos cinco años otras muertes de árboles, estas ocultas, extrañas y con alevosía.

En el camino que lleva a este bosque existen dos eucaliptos, uno de ellos de extraordinario porte, totalmente secos, a pesar de lo difícil que es matar a esta especie, resistente incluso al fuego. Los residentes aseguran que fueron envenenados "con un producto".

A escasos metros se encuentra un conjunto no menos impresionante de pinos de elevada altura con la corteza totalmente negra, como si hubiesen sufrido un incendio, por lo que los vecinos creen que secarán pronto también.

Existen más casos de extrañas muertes de árboles en otra finca de esta zona, propiedad de la sociedad Urbanización El Paraíso 2005, y que es el camino de paso que los residentes utilizan de toda la vida para ir al borde de la ría de O Burgo. Aquí se ha talado recientemente un sauce de gran grosor, cuyo tocón y parte del tronco aún es visible a un lado del camino.

Un poco antes de estos restos del sauce aún se aprecia otro caso más dramático. Tres troncos totalmente secos y talados por arriba, tres ejemplares de chopo; junto con otros tres de los que solo se advierte que existieron algún día porque se mantienen sus tocones en el suelo.

Lo sucedido con estos chopos sí que está documentado. Se remonta a hace cinco años, a marzo de 2009, cuando los vecinos denunciaron una tala de ejemplares por parte de operarios de una empresa maderera. Tras ser alertado el Concello y la Policía Local, acudió al lugar también el ingeniero agrícola municipal y en su informe constató que tres chopos habían sido cortados y otros cuatro (hoy solo se ven tres) habían sido "descabezados a una altura de cuatro metros" de forma que no se trató de una poda "sino de una mutilación, fuera de toda justificación estética o de seguridad".

Los restos de esta tala y poda de chopos se acumuló en la propia finca. Tras constatar lo sucedido el Ayuntamiento abrió expediente por infracción urbanística y de reposición de la legalidad, además de otro sancionador por la tala "a matarrasa contraria a la normativa urbanística vigente". En la resolución se advertía de multas de entre 6.001 y 60.000 euros por este tipo de actuaciones.

La empresa que hizo la tala, en el trámite de alegaciones, presentó documentos de que había hecho el trabajo por encargo de otra entidad y también confirmó que había repuesto la legalidad como exigía el Concello al repoblar con ejemplares "semejantes en lo posible" a los cortados, además de retirar de la finca los restos de la poda y corte.

Tras estas alegaciones, el Ayuntamiento dio el visto bueno a la actuación de la empresa, tras confirmar que había plantado en la zona "tres árboles de tipo ornamental, dos ejemplares de laurel real" y una "haya cobriza". Los talados eran chopos. El Concello determinó también que se había limpiado la finca y entonces determinó que no existía "suficiente prueba de cargo" para la "imputación de infracción urbanística" y procedió al archivo del expediente.

Este archivo se produjo en el mes de agosto y los vecinos no se enteraron de que tenían un mes para presentar recurso de reposición. Tampoco hoy se ven los laureles y la haya repobladas.