Berta, un cruce de cocker y pastor catalán, falleció de cáncer durante el proceso judicial pero sus propietarios, Pilar y David, decidieron seguir adelante y costear el pleito en defensa y honor de su mascota, con la que convivieron catorce años. Noah, un cruce de pekinés, ya sufrió el desahucio al que la obliga la sentencia de la Audiencia Provincial. "Cuando me comunicaron el fallo, estaba en mi negocio y rompí a llorar, fue un schok, estaba con una clienta y se ofreció a tenerla en su casa. Ahora voy allí, la saco a pasear y le doy de comer... Pero ya no está conmigo desde que salió la sentencia en febrero", explica Irene Ventura. Pilar e Irene fueron las dos residentes de la urbanización La Solaina en Fiunchedo (Sada) denunciadas por un vecino con fobia canina y al que los magistrados acaban de dar la razón en una sentenciaurbanización La Solaina en FiunchedoSadavecino con fobia caninasentencia porque las normas de régimen interno de la comunidad prohíben los animales "en los apartamentos o fuera de ellos".

"Yo hace 26 años que vivo en esa vivienda y la perra estaba ahí desde 2006, antes de que se hiciesen esas normas internas. Es cierto que se aprobó en junta prohibir los animales pero no fue por mayoría y por eso hubo un acuerdo tácito para que los que ya teníamos animales, que no molestaban, siguiéramos con ellos. Mi perrita no ladra, no muerde, está castrada y esterilizada, los vecinos testificaron que no les molestaba. Nunca hubo ningún problema en la comunidad por los animales. Voy a luchar por ella y por el derecho constitucional a la intimidad de mi casa", declaró Irene Ventura.

Esta joven de 26 años asegura que el origen de la denuncia del vecino es porque ella a su vez le denunció a él por "injurias y calumnias" y fue condenado a pagar una multa. "Yo le dije a la juez que lo único que quería era que me dejase en paz, estuvo incluso a tratamiento por su acoso", asegura. "Si a él le dan pánico los perros, a mí me da pánico él y no por eso le van a echar de su casa como ha hecho con mi perra", añade esta vecina que se ha puesto en contacto con la protectora Gatocán y no descarta iniciar manifestaciones y recogidas de firmas para que los animales puedan volver a casa. Por ahora ya va a solicitar una nueva reunión de la comunidad de propietarios para intentar derogar el artículo que prohibe las mascotas.

De hecho, aunque solo se denunció a estas dos vecinas, en el edificio viven muchos más animales que vienen cuando sus dueños están de veraneo: un pastor alemán y un caniche entre otros, además de varios gatos. De hecho Irene tiene gato, pero la sentencia solo prohibe la tenencia de perros dentro de las casas o en las zonas comunes.

"Berta murió hace unos cuatro años, tenía 14 y la quise como a una hija. Nunca más volveré a tener otro perro. No molestaba, era tranquila, no mordía, nunca estaba suelta... Decidimos continuar con el pleito porque nos parecía tan injusto. No nos ha importado gastar el dinero. A pesar de este fallo, creemos que se puede cambiar la norma, porque va contra la ley", relató Pilar.