Campaña 'Stop Vespa Velutina'
Apicultores lanzan en Culleredo una batida por la avispa asiática
El objetivo es evitar que aniden, por lo que se colocarán miles de trampas para capturar a sus 'reinas'
EFE
La Asociación Gallega de Apicultura (AGA) celebró este sábado en la localidad coruñesa de Culleredo el Día de la Abeja, en el que abordaron la problemática que generan las avispas asiáticas en el medioambiente e incluso en las personas, y por ello organizarán la batida de 20.000 ejemplares para evitar que aniden.
Para ello, colocaron 1.500 trampas, distribuidas por la Consellería de Medio Rural el pasado año, que se sumarán a las artesanales, para eliminar unos mil quinientos nidos que todavía quedan e impedir que las avispas reina construyan más.
Los apicultores calculan que si colocan 3.000 trampas y en cada una caen siete avispas asiáticas, podrán matarlas todas.
Así lo explicó a Efe Suso Asorey, de AGA, que destacó que el gran problema que causan estas avispas durante el verano es que atacan a las abejas, que son "el 80 % de su alimentación preferida", lo que impide que continúen con su labor polinizadora.
En otoño, los perjuicios recaen en los fruticultores y también en los madereros, y han provocado "algún susto en alguna familia, que ha tenido que ser hospitalizada" por sus picaduras.
"Estas avispas son muy peligrosas también para los humanos porque tienen un veneno que te puede matar", advirtió este representante de AGA, que ya ha puesto en marcha la campaña "Stop Vespa Velutina" de cara a la primavera.
La forma de combatir este insecto es capturar a sus reinas, que son las que empiezan a construir los nidos.
Estas avispas se extinguen a finales de año y los nidos no se vuelven a utilizar después de reproducirse.
"Cada avispa fundadora que capturemos, nido que evitamos", sostuvo Asorey, que precisó que en cada uno de ellos puede haber unos 3.000 individuos, si bien aconsejó eliminarlos con cuidado porque cuando estas avispas se sienten atacadas "reaccionan en masa y pueden ser muy peligrosas".
Las zonas más afectadas han sido hasta ahora el norte de Galicia y el Baixo Miño, pero como avanzan cien kilómetros al año, ya se encuentran por toda la costa, estableciéndose en donde haya agua y un clima suave.
Además de las trampas que ha repartido la Consellería, AGA enseña a construir otras caseras, con botellas de plástico o de agua, a modo de embudo, con 50 mililitros de vino blanco y otro tanto de cerveza en su interior.
La trampa casera se coloca a metro y medio de alto y, cuando entran por el embudo atraídas por el olor del líquido, ya no pueden salir.
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