Solicitó hasta tres préstamos, pagando sus respectivos intereses, para poder pagar los 10.517 euros que le pidió una clínica dental por ponerle una dentadura. Después de este sacrificio económico se le realizaron las operaciones pero este coruñés desde el primer momento sintió dolores además de presentar un rostro deformado tras el implante. La Audiencia Provincial ha estimado parcialmente el recurso de este coruñés y ha condenado a los dos odontólogos de la clínica, una coruñesa y un oleirense, a abonarle solidariamente 14.000 euros más intereses. La sentencia puede recurrirse ante el Tribunal Supremo.

Los hechos ocurrieron en octubre de 2007 cuando el hombre acudió a una clínica (perteneciente a una franquicia) con importantes patologías en la boca: con falta de dientes en el maxilar superior, ausencia de piezas en el inferior, caries y enfermedad periodontal.

Los odontólogos de la clínica le hicieron un presupuesto valorado en 10.517 euros, que incluía la retirada de restos de una raíz, el empaste de tres piezas y la reconstrucción de otras tres, varias endodoncias, la implantación de un tornillo y una corona en el hueso y la colocación de una prótesis en el maxilar superior mediante un conocido sistema, en el que se colocan cuatro tornillos en el hueso para sujetar la dentadura, todo en el mismo día.

El hombre abonó todo el dinero en tres pagos, tras obtener los préstamos, y en noviembre de 2007 fue a la clínica para que le operaran. El odontólogo le implantó los cuatro tornillos en el hueso de la mandíbula por la mañana y por la tarde la odontóloga le puso la prótesis provisional. En la primera revisión, a la semana siguiente, el paciente ya se quejó de cómo quedaba estéticamente y las molestias que le daba y acudió en múltiples ocasiones para quejarse y consta que el odontólogo "no lo atiende". El afectado en 2009 presentó denuncia en el Juzgado de Instrucción número 3 de A Coruña, pero fue por la vía penal y en 2011 el juez dictó el sobreseimiento provisional de la causa al considerar que los hechos no tenían relevancia penal. Apeló y perdió también la Audiencia.

El paciente entonces, en abril de 2013, formuló demanda ordinaria contra la clínica y los odontólogos por mala praxis médica, que le provocó "problemas físicos y síquicos con perjuicio estético" y solicitó una indemnización de 21.831 euros (la cantidad abonada más intereses de los préstamos más el coste de recolocar la prótesis, daño moral, intereses y costas).

Los dos odontólogos testificaron que en el presupuesto además del implante había otros gastos como empastes, extracción o reconstrucción y que no podían devolver el dinero. Los dos aseguraron que su actuación profesional había sido correcta y acertada. El juzgado de nuevo falló en contra del paciente al no apreciar negligencia médica e incluso le impuso costas. Pero apeló y ahora la Audiencia le da la razón.

Los magistrados tuvieron en cuenta el informe de un perito cirujano maxilofacial que la colocación de los implantes fue incorrecta, que debieron ponerse "más hacia afuera" y que era mejor cambiarlos. La Audiencia no tuvo en cuenta el informe de otro perito, presidente del colegio de odontólogos porque se advertía su "complacencia" con los demandados, miembros del colegio, y negó el daño. Su informe sin embargo estaba lleno de contradicciones: "En su informe se niega el daño porque es susceptible de reparar, ¿si no hay daño qué debe repararse?", apuntan los magistrados. Aunque este perito reconoció en el juicio que el problema había surgido por la "angulación", la inclinación del implante.

"Es evidente que el demandado no colocó correctamente los implantes", señala la Sala, que añade que aunque no fuese un error y efectivamente se buscó una zona con más hueso, pudo utilizar otra técnica. Y si tenía muchas patologías en la boca, "hubiera sido más aconsejable" enviarlo a un cirujano maxilofacial, por lo que la Audiencia sugiere que quizá primó el "aspecto comercial", para no perder este cliente y el dinero que suponía.