Hace tres lustros que desapareció pero los oleirenses aún no la han olvidado: dio nombre a una escuela infantil y a unos premios de comunicación; fue protagonista de un libro de divulgación y de un relato de Anisia Miranda; el artista Pérez Porto esculpió una pieza en su honor que está en el castillo de Santa Cruz, localidad donde el Concello colocó carteles informativos que la recuerdan; es citada en páginas web de aves y fue objeto de estudio en distintos proyectos educativos y unidades didácticas. La pardela cenicienta bautizada como Cincenta, llegó por primera vez a Oleiros hace este mes treinta años y el ornitólogo Sergio París la ha homenajeado con un artículo en su blog ubarroi.blogspot.com.

La pardela es un ave muy longeva, puede vivir hasta treinta años, por lo que, aunque aún no regresase a este concello, podría estar viva. Todo comenzó una tarde de julio de 1985 (aunque en un panel explicativo del Concello figura el año 1982 y en otro se dice que había llegado antes del verano, en primavera), cuando una pardela cenicienta, un ave marina pelágica (que vive en mar abierto y solo viene a tierra a descansar y criar) entró en la terraza del hotel Portocobo de Santa Cruz y conquistó al recepcionista y a todos los vecinos por su docilidad, incluso se dejaba acariciar.

Pasaba las noches en este establecimiento o en el paseo marítimo y al finalizar el verano se marchaba. Así estuvo durante quince años y dio origen a relatos en los que se la comparaba con un huésped que buscaba habitación en el hotel para veranear.

Cincenta fue objeto de artículos a nivel nacional e internacional, pero sobre todo en Oleiros supuso un antes y un después en la concienciación ecologista.

"Eran tiempos de efervescencia ambiental en Oleiros, por aquella época probablemente el concello más sensibilizado de Galicia con la conservación del medio natural y la educación ambiental de la mano del Colectivo Ecoloxista e Naturalista Biotopo y de un ejemplar movimiento social y ciudadano de base (yo soy hijo de todo aquello). Y la pardela se convirtió en parte en un pequeño símbolo de ese momento", destaca Sergio París en su artículo.

El propio Concello de Oleiros destaca que "contribuyó en la sensibilización de miles de personas en el respeto y protección de la Naturaleza". Quizá por eso hay tantos aficionados a la ornitología en este municipio. Este ave fue declarada embajadora honorífica de Oleiros, un nombramiento que se le trasladó incluso al Ministerio de Asuntos Exteriores.

La pardela se alimenta de peces pequeños como sardinillas o bocartes, incluso chocos o camarones que captura sumergiéndose en el mar. Son grandes viajeras, pasan gran parte de su vida cruzando océanos. Los ejemplares jóvenes, como era la Cincenta, visitan las costas gallegas en primavera y en verano aunque en otoño es cuando son más numerosas en el mar.

"No debemos olvidar que la pardela cenicienta forma parte de uno de los grupos faunísticos, el de las aves marinas, que más amenazadas se encuentran a nivel mundial", recuerda el ornitólogo Sergio París. Es un ave en peligro de extinción, y con gran mortandad por las artes de pesca y a la que le afecta mucho la contaminación lumínica.

Cincenta, además de embajadora y concienciadora ambiental, fue uno de los grandes reclamos turísticos de Oleiros.