El abandono de las casas Bailly va camino de formalizarse por escrito. Tras años de una flagrante decadencia a la que ninguna administración pública ha puesto freno, el proyecto del Plan General de Ordenación Municipal (PGOM) de Cambre prevé ahora otorgar al conjunto modernista el nivel de protección más bajo de los previstos, el ambiental. La baja protección asignada a las viviendas destaca, además, porque solo una decena de inmuebles tendrán tan escasas garantías de futuro como las casas Bailly de entre los cerca de 150 incluidos en el catálogo de patrimonio del documento urbanístico.

El resto de los bienes patrimoniales de Cambre se dividen, según el proyecto, entre el mayor nivel de protección, el integral, y el segundo, el estructural. El nivel de protección ambiental implica que no habrá obligación de garantizar el mantenimiento de los inmuebles a los que se les asigne.

De salir adelante la propuesta plasmada en el plan general cambrés, se culminaría un camino que en los últimos años ha conducido hacia la desaparición de lo que nació como un hotel de lujo, según lo concibió Julio López Bailly. El complejo, obra de los arquitectos Antonio Tenreiro y Peregrín Estellés, fue utilizado durante años como residencia de verano por la familia Bailly. La Falange se apropió de la finca, que después utilizó como escuela de mandos del Movimiento o sede del Sindicato Vertical. Hasta los años 80, las viviendas permanecieron habitadas por descendientes de los guardianes, pero desde entonces ningún proyecto ha salido adelante. Solo el rodaje de la película Todo es silencio, una adaptación de un texto de Manuel Rivas dirigida por José Luis Cuerda, sirvió de excepción al abandono y el declive en los últimos años, cuando la que fuera una mansión de lujo ha pasado a dar cobijo a indigentes y okupas. De hecho, se sospecha que uno de estos ocupantes pudo causar el fuego que en 2012 provocó el derrumbe de parte del tejado. Se trata del cuarto incendio en cinco años. Las llamas se habían originado en un colchón situado en la parte baja del inmueble, por lo que la policía dirigió su búsqueda a una persona que había pernoctado en la antigua mansión en los días anteriores al fuego.

Tras el incidente, el Concello anunció "medidas urgentes", que se tradujeron en cerrar las entradas a las viviendas para evitar que entrara más gente. El Ayuntamiento aseguró que negociaba con varios entes la restauración al resultar inviable para las arcas municipales, pero continuó el declive.

Junto a las casas Bailly, el plan otorga nivel de protección ambiental al pazo de Roncesvales, en Brexo Lema; al pazo de Souto Pequeño, en Santa María de Vigo; al molino de O Vilar, en Brexo Lema; al molino de Trasnos, en Pravio; al puente sobre el río Brexo, en Brexo Lema; al puente de Cela, en Bribes; al puente romano sobre el río Valiñas, en Andeiro; o a los restos de una fábrica textil, en Anceis.