La memoria de 2014 del Grupo de Desenvolvemento Local As Mariñas hace balance del destino y resultado de los Fondos Leader, el plan europeo que nació en 1991 para frenar la despoblación del rural y que ha alcanzado ya su cuarta fase. Este programa europeo subvencionó durante el pasado año 24 proyectos por un importe total de 2,1 millones, de los que 900.000 se correspondían a ayudas. Su ejecución permitió crear 17 empleos y consolidar 218, según los datos facilitados por el Grupo de Desarrollo Local As Mariñas-Betanzos.

El resultado de 2014 es similar al obtenido entre los años 2007 y 2013. Un repaso por el lustro e ayudas europeas revela los puntos fuertes y flacos de un programa que se marcó como principal objetivo impulsar la economía de las zonas rural, diversificar sus actividades, mejorar sus servicios y contribuir a la viabilidad del sector primario.

Los fondos se dividen en tres modalidades. Los dirigidos a dinamizar el sector agrario y forestal; los que aspiran a la mejora ambiental y del entorno rural y los que se tienen por objetivo la diversificación de la economía rural y la mejora de la calidad de vida.

Los proyectos de As Mariñas, como en el resto de las comarcas, son presentados por concellos o gestores privados de la zona que aspiraban a mejorar el entorno y los servicios, a abrir un nuevo nicho de mercado o a levantar su negocio con ayudas de Europa, Xunta y Estado.

Según los datos proporcionados por el GDR, desde el año 2010 las ayudas del plan Leader contribuyeron a la creación de 39 trabajos y al mantenimiento de 440.

La mayor parte de los proyectos financiados con cargo a este plan pertenecen a la modalidad de diversificación de la economía rural, mucho más numerosos que los dirigidos a dinamizar el sector agrario o a la mejora ambiental.

Un repaso a los resultados de las ayudas en la comarca demuestra que en buena parte de los casos, los puestos de trabajo que se crearon fueron los cubiertos por los promotores del proyecto y que muchas de las subvenciones se invirtieron en mejorar negocios ya existentes para hacerlos más competitivos y permitir consolidar los trabajos.

En el sector agrario las ayudas permitieron en el último lustro recuperar una granja para producir biosaludabe (recibió 199.672 euros para costear un proyecto valorado en 499.180 euros que creó un empleo y consolidó cuatro); construir un centro de producción de gallina piñeira (la ayuda ascendía a 54.000 euros y creó un puesto de trabajo) o mejorar una fábrica de piensos (la subvención fue de 40.088 euros y consolidó 11 trabajos).

Las actuaciones en el ámbito de la diversificación que alumbraron los fondos Leader fueron de lo más variopintas: Un aulas de informática en Aranga, la creación de una empresa de turismo y ocio en Culleredo, mejoras en un almacén de pinturas de Cambre, la modernización de un aserradero de Oza, la apertura de una peluquería en Cambre; la mejora de un camping en Bergondo, la ampliación de una clínica protésico dental, la construcción de campos de golf en Arteixo y Paderne.

Algunas de las empresas que obtuvieron la subvención ya han cerrado sus puertas. Es el caso de la emblemática fábrica de Vázquez y Carballosa, que se benefició de una ayuda de 9.460 euros para implantar una plataforma de comunicación y que hace ya tiempo que cuelga el cartel de se alquila.

La aportación de fondos para ciertas actividades también suscitó críticas y llevó a agrupaciones políticas y vecinales a pedir un mayor control en la concesión de fondos. Fue el caso de la ayuda de 199.319 euros para la ampliación del campo de golf de Larín, que tuvo que legalizar las instalaciones; o la del club de tenis de A Pedralba, que propició la apertura de un expediente: o la de 348.000 euros para la ampliación del aserradero de Talai, en Betanzos, denunciada por los vecinos por las molestias.