Hasta las natillas son caseras en el colegio coruñés Liceo La Paz. Su jefe de cocina, David Senra, capitanea una cocina propia en la que se trabaja al día o, como mucho, se adelantan para el día siguiente platos que requieren previsión, como algunos postres. Tarta de queso, mousse, crema de limón o arroz con leche son algunos de los bocados dulces de elaboración propia de los que disfrutan a menudo los alumnos de este colegio concertado en el que la verdura, el pescado y platos tradicionales predominan de modo apabullante sobre los fritos, como revela la planificación mensual.

"Cuando llegué, hace siete años, cambié todo el menú. Antes había mucho frito, varitas de pescado, nuggets o primeros como arroz con tomate solo. Hoy de primero tienen arroz caldoso con carne y verduras", explicaba Senra el pasado jueves, día en que a las 9.30 horas había comenzado a preparar tortillas para los 900 alumnos que comen a diario en el centro, que se acompañaban de ensalada. Las tortillas se elaboran una a una y en sartén, no en el horno, como se hacía antes, cuando los niños las habían bautizado por su aspecto como "Bob Esponja", relata el cocinero.

Uno de los productos que con más frecuencia se compran congelados para los comedores escolares, el pescado, llega también fresco a la cocina del Liceo. "Encargamos el pescado con tiempo y evitamos que sea a principios de semana para sea fresco", explica Senra mientras muestra unas lenguadinas que servirá a la noche a los estudiantes de cursos de la Universidad Internacional Menéndez (UIMP) Pelayo que están como residentes en el Liceo, para quienes también hubo fideuá ese día. Los productos frescos como verdura, afirma, se compran al día.

El servicio cuesta 139 euros al mes, 75 menos con las ayudas municipales. Incluye fruta a media mañana y bocadillo de merienda.