"Imborrable"; "fue algo que te marca y acompaña toda la vida"; "me formó como persona"; "un recuerdo espectacular"; "fue fundamental en mi crecimiento personal"; "irrepetible, fue totalmente determinante en mi vida"; "aprendimos autonomía, libertad, democracia, fue la semilla de lo que soy hoy". Frases como estas son las primeras que les vienen a la cabeza cuando mencionas la palabra Biotopo a una generación de la comarca de A Coruña que en su mayoría tiene ahora entre 35 y 45 años y que, debido a su participación cuando eran niños en este Colectivo Ecoloxista e Naturalista nacido en Oleiros alrededor de 1983, se dedican hoy en su inmensa mayoría a actividades relacionadas con el medio ambiente, la ecología, la naturaleza, el trabajo con ONG, la educación ambiental, la igualdad, el trabajo social... Muchos incluso ocupan puestos de responsabilidad, como concejales, diputados o responsables de entidades ecologistas internacionales.

Uno directivo de Greenpeace Internacional, Sebastián Losada; uno de los jefes de WWF Adena en España, Raúl García; el diputado de Alternativa Galega de Esquerda (AGE) en el Parlamento gallego Antón Sánchez (productor de agricultura ecológica); las concejalas coruñesas de Igualdade y Medio Ambiente, Rocío Fraga y María García; el directivo de la ONG Ecodesarrollo Gaia Guillermo Fernández-Obanza, Mito; el catedrático de Edafología Rogelio Pérez Moreira; el secretario de la Sociedade Galega de Ornitoloxía (SGO), Sergio París; Fernando Ramos, miembro del grupo internacional de expertos de Ramsar y de la comisión de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza; el técnico Jorge Pardo, que cuida a los animales en el Centro de Recuperación de Fauna Salvaxe de Oleiros...

Todos ellos tienen en común una infancia o juventud en el Colectivo Ecoloxista e Naturalista Biotopo (palabra que significa lugar con vida, hábitat), un ente pionero y singular porque fue alumbrado por un grupo de niños que, apoyados por adultos, llegó a ser tan importante que organizaciones como Greenpeace trabajaban con ellos. Aquellos pequeños no olvidan este pasado cargado de idealismo ahora que están en un futuro que pueden ayudar a mejorar.

"Eran un grupo de niños del colegio de Los Camilos que estaba en Os Regos, un centro provisional mientras no se hacía el colegio Valle Inclán de Perillo. Me vinieron un día, yo era concejal en Oleiros y miembro de Greenpeace. Me dicen: 'mira Mito, hemos hecho esto'. Habían creado un grupo ecologista, con su carné, su escudo y su nombre, Biotopo. Me pareció interesantísimo, les di para adelante. Entre ellos estaba, más mayor, Manuel Freire. Después vino Fernando Ramos. También teníamos mucho contacto con Rogelio Pérez Moreira, hoy catedrático de Edafología. Empatamos mucho con Hábitat, que ya existía. Era un proyecto fundamentalmente educacional y alrededor de los valores, creamos un horizonte de un mundo deseable de paz, igualdad, sensibilidad ambiental y justicia social. Tuvo tanto éxito que llegaron a ser unos 800 socios, gente de Oleiros y A Coruña pero también del resto de la comarca", cuenta Guillermo Fernández Obanza, Mito.

Desde 1983 hasta 1993 aproximadamente, Biotopo editó boletines, convocó asambleas, organizó excursiones por Galicia y por Europa, luchó contra las mareas negras, contra las nucleares o en defensa de los lobos. Los niños se autogestionaban, salían al monte casi sin tutela pero unos cuidaban de los otros, se educaban entre todos en una experiencia hoy impensable.

"Niñas de 5 o 7 años dormían detrás de los matorrales vigilando las crías de las gaviotas; niños esperando siete horas a que eclosionaran unos huevos de araña; durmiendo con los caballos del monte, recorriendo toda Galicia, parados varias horas en un camino salvando sapitos que acababan de nacer... No he visto fenómeno igual en ningún sitio. Fue apasionante. Esos chicos son hoy de las gentes más preparadas medioambientalmente y la demostración de que es posible cambiar todo solo con las ideas. Los jóvenes desean que alguien les plantee un mundo distinto, entonces, no irían al botellón por ejemplo", agrega Mito.

"El colectivo lo crearon unos chavales de EGB en actividades de educación ambiental en los colegios y después de ver iniciativas que funcionaban como las asociaciones Natureza o Hábitat. Crearon un grupo y con apoyo del Concello de Oleiros, fue algo pionero en Galicia en educación ambiental. El guarda de Medio Ambiente de la Xunta venía con su coche y traía animales salvajes heridos a las casas para que los niños, unos menores, los cuidaran hasta que se recuperaban. Estos niños también apagaban los incendios forestales. De esto nació el que hoy es el centro de recuperación de fauna salvaje y tampoco es casual que en Oleiros esté el Centro de Divulgación Ambiental, el Ceida. Biotopo llegó a ser un grupo muy potente. Cuando fueron las mareas negras hicimos de guías a las televisiones de todo el mundo, teníamos un local municipal, la que era Casa da Xuventude en Perillo entonces, y recursos. Fuimos pioneros en las campañas para mejorar la imagen del lobo en Galicia e hicimos cambiar de política a la Xunta", relata Manuel Freire, uno de los fundadores de Biotopo y también de Hábitat y hoy en día educador ambiental.

"Yo me sumé a Biotopo por Raúl, que hoy es uno de los directivos de Adena en España. Éramos los dos coruñeses, teníamos 16 años e íbamos juntos al instituto. Recuerdo que viajamos mucho y yo nunca había salido de España hasta entonces. Era muy barato. Vimos la casa del zoólogo Konrad Lorenz, la casa de Charles Darwin, mientras Mito o Freire explicaban quiénes eran, su contribución... Fue una experiencia muy bonita y una oportunidad irrepetible. Para mí fue totalmente determinante en mi vida en temas de conservacionismo pero también de paz, derechos humanos, también el urbanismo... Fue una suerte haber estado allí, en aquella época ser ecologista era una cosa rara. La marea negra del Mar Egeo en el 1992 también me influyó mucho. Vino la delegación de Greenpeace y yo tenía 18 años", recuerda el que hoy es uno de los máximos responsables a nivel internacional de una de las grandes ONG ecologistas, Greenpeace, Sebastián Losada.

Fernando Ramos es consultor ambiental, además de vocal en la directiva de la comisión de educación de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza en España y miembro de su comisión internacional, además de integrante del grupo de expertos internacional de Ramsar que protege los humedales.

"Yo había empezado en los setenta en la ecología y el naturalismo, en Adega, la Sociedade Galega de Historia Natural, el colectivo Natureza... Yo veía que no llegaba con el activismo, también hacía falta educación. Oleiros era un ayuntamiento muy interesado en la educación ambiental y con Freire y Mito más el Concello, en 1982, se realizó la primera salida de Biotopo, a la costa de Dexo, para vigilar las colonias marinas. Entonces se cazaban cormoranes, hoy algo impensable. Yo y Freire hacíamos de guías. A mí aquella época me forjó como profesional en educación ambiental e interpretación de la Naturaleza, en valores de educación por la paz, el naturalismo, la igualdad. Muchos estamos hoy en colectivos relacionados con el ecologismo por este pasado. Yo lo dejé años después pero quedé impregnado y soy consultor ambiental, centrado en el ecoturismo sobre todo en Latinoamérica y África", destaca Fernando Ramos, que también es vocal en Amigos da Terra.

"Oleiros fue pionero, el primero de España. Con Biotopo se hicieron las primeras excursiones de senderismo. Hoy se está volviendo a poner en auge pero más que enfocado a andar, sería mejor que se completase, por ejemplo, con guías que, de paso que caminas, te digan los nombres de los árboles y las plantas, o la historia geológica de la zona... Esto inculcaría amor por la Naturaleza y se promovería un ocio menos consumista", añade Ramos.

Sergio París, consultor ambiental, experto en espacios naturales protegidos y secretario de la Sociedade Galega de Ornitoloxía, tenía siete años cuando entró en Biotopo. "Fue fundamental en mi formación y crecimiento personal. No sé si esto pasó con otras asociaciones ecologistas, yo creo que este movimiento fue pionero en Galicia. A mí me ha influido la educación de mis padres y la educación que recibí en Biotopo, a una escala muy amplia, no solo ecologista", señala París.

Este ornitólogo recuerda que la costa de Dexo-Serantes en Oleiros fue el "laboratorio de aprendizaje" de todos los miembros de Biotopo y curiosamente una gran parte del trabajo de este ornitólogo se desarrolla en la actualidad precisamente en este espacio, en el estudio de colonias de aves marinas.

"Todos éramos unos críos. No había un líder, fue una confluencia de sensibilidades. Yo tendría unos 13 o 14 años. Mito fue el que nos unió a todos. Freire y Ramos, mayores, nos guiaron. Inventamos el excursionismo y el senderismo. El referente era Félix Rodríguez de la Fuente, que había fallecido en el 80. Los viajes por Europa, las rutas por Galicia, hablar, estar juntos... Unos eran más naturalistas, otros más de bichos, otros de aves... Fue un germen, el despertar de unos valores. Mi conciencia medioambiental me viene de esa época, fue muy importante porque coincidía con la época en que te formabas como persona y al aportarte valores, te marca y te acompaña toda la vida. Yo sigo en contacto con muchos de ellos. Creo que una persona puede cambiar el mundo. Rodríguez de la Fuente cambió este país, gracias a él hay osos, linces, buitres negros, hoy en día. Países como Francia o Inglaterra no tienen fauna, tienen pocas especies", asegura Jorge Pardo, uno de los que cuidan a los animales en el Centro de Recuperación de Fauna Salvaxe de Oleiros.

"Llegó un momento en el que Biotopo estaba implicado en todo, lobos, las nucleares, los vertidos, los animales marinos... Fueron unos diez años de vida, con gran implicación también con otros grupos como Xevale en Monforte, Aedenat en Lugo, con Coda, que ya desapareció... Luego Mito se fue para A Coruña, siguió un tiempo la asociación, pero unos se fueron a estudiar, otros trabajaban, y se disolvió", cuenta Manuel Freire, quien también recuerda a otros integrantes de Biotopo que ya no están aquí porque un accidente de tráfico les truncó una vida que pudo aportar también otro granito de arena para cambiar el mundo.

"Chesco, al que llamaban el Félix Rodríguez de la Fuente de Oleiros, era un naturalista increíble, descubrió el valor excepcional de la ría de O Burgo para las aves. También estaba Santi Gallego Picard, que también murió de accidente. Y gente mayor como Yuste, Andrade, Pérez Moreira, el entomólogo Baselga...", recuerda Freire.

La huella de esta singular asociación ecologista sigue viva y su continuidad está asegurada porque esta Generación Biotopo le ha dado el relevo a sus hijos. "A mis hijos les enseño fotografías de la época, les llevo a los mismos sitios a los que fuimos nosotros y les explico sobre árboles, aves... Y otros compañeros también hacen lo mismo con sus hijos. Aquella escuela de conciencia ambiental, de valores, no cayó en saco roto", afirma Jorge Pardo.