Algunas, como las gemelas Bailly, aún atraen las miradas de los conductores desde lo alto de la Nacional VI. Otras, como las viviendas de la Xunta en el casco histórico de Betanzos, llevan años cubiertas con tupidas lonas que disimulan la ruina.

Las joyas patrimoniales de titularidad pública que atesora la comarca han sido otras de las víctimas silenciosas de la crisis, que se ha llevado por delante las promesas políticas de rehabilitación.

Atrás quedó el proyecto para convertir la antigua fábrica de La Cros en un centro sociocultural. Solo queda en pie el esqueleto de esta emblemática factoría de O Burgo, una de las principales referencias de la arquitectura industrial de la comarca. Nada se habla ya del antiguo sanatorio de tuberculosos de O Paraxón, en Cesuras, el edificio diseñado por Rafael González Villar que el ya extinto concello consideró siempre su "emblema" y que la fusión, anunciaban los políticos, permitiría convertir en un centro de día y residencia.

Los bienes patrimoniales no solo aguardan por fondos, también por distinciones que garanticen su pervivencia. El emblemático parque enciclopédico El Pasatiempo, en el que Juan Naveira plasmó lo visto y soñado en sus viajes, aguarda desde 1981 a que la Xunta le otorgue la categoría de Bien de Interés Cultural. Una larga espera para un jardín modernista que ya sufrió importantes daños durante la Guerra Civil y que solo conserva una décima parte de su extensión original, muy deteriorada por la falta de cuidados.

El Pasatiempo no es el único caso que deja en evidencia la falta de agilidad de la Xunta para proteger su patrimonio. Un bien admirado por políticos más allá de las siglas que espera desde 1995 su declaración como BIC es La Terraza, que pierde lustre día a día.

Durante los últimos años, concellos y el gobierno autonómico y estatal se han escudado en la crisis para relegar al olvido los proyectos de recuperación y han apelado a la necesidad de recurrir a la iniciativa privada. Ahora, la Xunta ha dado el primer paso para rehabilitar la tercera parte de sus viviendas en el casco histórico de Betanzos y Diputación prepara un plan para rescatar los bienes culturales. Son pequeños pasos para un patrimonio que pide ayuda a gritos.