La aprobación del plan general es la eterna asignatura pendiente de la mayor parte de los ayuntamientos adheridos al Consorcio As Mariñas. Solo dos de los nueve, Oleiros y Abegondo, disponen de un planeamiento adaptado.

El resto de los concellos admiten que disponer de este instrumento resulta "crucial" para garantizar un crecimiento sostenible y ordenado, pero su elaboración se atraganta. Y mucho. Municipios de la primera corona del área metropolitana como Arteixo, Culleredo, Bergondo, Cambre se rigen por normas urbanísticas obsoletas de la década de los noventa, con los consiguientes problemas de inseguridad jurídica.

En la mayor parte de los casos, los concellos han rescindido y contratado en dos o incluso tres ocasiones la redacción del planeamiento. Las modificaciones de la ley de suelo, los cambios de gobierno y el farragoso trámite para recabar las preceptivas autorizaciones sectoriales han sido tres de las causas alegadas por los políticos para justificar el retraso en la redacción del documento.

Arteixo. "El Gobierno local asegura que el plan general es una de las prioridades de la legislatura". La cita se remonta a octubre del 2000. El Concello arteixán encaraba ya entonces un "momento crucial" en la elaboración del documento urbanístico, que preveía aprobar en el plazo de un año. Han pasado 15 y el Ayuntamiento se encuentra aún en la casilla de salida.

La primera intentona de dar luz verde al PGOM, bajo el gobierno del popular Manuel Pose, culminó con un no rotundo de la Xunta que llevó al bipartito a hacer borrón y cuenta nueva en 2008, rescindir el contrato con la redactora Ciisa y adjudicar su elaboración a Arnaiz Tiinsa. El Concello confiaba en franquear el umbral de 2010 con el documento encauzado, pero no fue así. La llegada de los populares al poder llevó aparejado un nuevo giro, que culminó con la rescisión a final de la legislatura de la redacción por incumplimiento de los plazos. Arteixo encara, nuevamente de cero, la elaboración del PGOM y rige todavía su urbanismo por las normas subsidiarias de 1995.

La ausencia de esta herramienta fundamental para garantizar un crecimiento ordenado y sostenible ha provocado un desarrollo desordenado y caótico, por su proximidad a A Coruña, como han admitido urbanistas y políticos.

Betanzos. "El plan general se expondrá al público en diciembre". El titular, del año 2001, evidencia el retraso que acumula la aprobación de un documento urbanístico en el que los sucesivos gobiernos de Betanzos han depositado sus esperanzas de potenciar el casco histórico, preservar los espacios naturales y levantar nuevos equipamientos.

La ciudad se rige aún por las normas subsidiarias de 1996. En el año 2000, el Concello adjudicó la redacción del documento a Oficina de Planeamiento y tras años de retrasos, en 2012 optó por rescindir el contrato y abrir una nueva licitación, que fue a recaer en el mismo equipo redactor. Actualmente, el PGOM está pendiente de su aprobación inicial por el pleno.

Bergondo. El caso del concello bergondés es paradigmático del lastre que supone carecer de una herramienta fundamental para el desarrollo de un municipio. Eterna promesa electoral, el PGOM de Bergondo ha sufrido una tramitación farragosa, iniciada ya en 1999 y enturbiada por las sospechas de "especulación". Las dudas de la oposición hicieron que en 2010 quedase sobre la mesa el documento encargado en 2000 a Oficina de Planeamiento y que preveía 4.291 nuevas viviendas.

El Concello optó por rescindir el contrato y arrancar de cero la tramitación en 2012 de un nuevo PGOM. L unión temporal de empresas formada por Jornet-Llop-Pastor, María Ríos Carballeira y Gabriel Jubete i Andreu tomó en 2014 las riendas de su redacción. El Ejecutivo socialista ha prometido elaborar un documento participativo que, de momento, está pendiente de la exposición del documento de inicio.

Cambre. Intrincada, farragosa y plagada de escollos y reproches, la tramitación del plan general cambrés cumplirá pronto dos décadas. El Ejecutivo capitaneado por el socialista Antonio Varela arrancó la redacción en 1997 con la adjudicación de los trabajos a la empresa Eptisa. El avance del PGOM se expuso en 2001 y fue objeto de 1.896 alegaciones. Su estudio se erigió como el primer escollo para su aprobación, la tramitación se estancó durante más de un año y en 2003 sufrió un nuevo revés a raíz de las numerosas indicaciones de la Xunta, que obligaban a revisar casi por completo el documento.

La férrea oposición al trazado de la vía ártabra y la incidencia de otros planes sectoriales dirigidos a mejorar la red viario propiciaron nuevos retrasos hasta que en 2008 el Concello resolvió el contrato con la empresa. La rescisión del contrato y la adjudicación del PGOM a la UTE Idom y Arnaiz no resolvió los problemas. El Concello encara el nuevo mandato con el planeamiento en punto muerto. El anterior Ejecutivo, presidido por el popular Manuel Rivas, amagó en más de una ocasión con rescindir el contrato a la actual adjudicataria por supuestas deficiencias. El actual Gobierno local también baraja esta opción. El PGOM todavía está pendiente de aprobación inicial y el urbanismo de Cambre se rige por una normativa de 1995.

Sada. La convulsa vida política de esta villa marinera ha tenido su reflejo urbanístico. El Concello inició la tramitación en 1999, siendo alcalde Ramón Rodríguez Ares, con la adjudicación de la redacción a Gruplar. El documento recibió tres informes desfavorables de la Xunta y en 2008 la empresa renunció al contrato. El bipartito abrió una nueva licitación y adjudicó los trabajos a Monteoliva Arquitectura.

El Concello encara ahora la recta final del proceso para contar con un planeamiento indispensable para un pueblo que ha registrado un crecimiento caótico, con varios desarrollos ilegales. en 2006 sufrió un duro varapalo de la Xunta, que suspendió las normas subsidiarias de 1996 por el incumplimiento de la ley de ordenación urbanística y protección del medio rural de Galicia. Sada se rige desde entonces por una normativa provisional.

Culleredo. Culleredo dispone de un plan general de finales de la década de los ochenta. El Concello inició la redacción de otro documento en 1999, adjudicado a Prointec. En 2008, tras años de retraso propiciado en parte por el impacto del aeropuerto; el Ayuntamiento resolvió el acuerdo y empezó de cero. En 2009 adjudicó el contrato a Monteoliva, que enfila la recta final tras varios retrasos, que el Concello atribuye en parte a los cambios de ley y las autorizaciones sectoriales.

Carral. El concello carralés se rige aún por las normas subsidiarias aprobadas en 1984 y revisadas en 1994. El Ayuntamiento obtuvo una subvención de la Xunta en 2004 para redactar el documento, que no adjudicó hasta 2011 a la empresa a Estudio Técnico Gallego. La previsión pasaba por aprobar el PGOM en 2013, pero superado con creces ese plazo, el Concello todavía no ha dado luz verde inicial al documento. El Gobierno que preside el popular José Luis Fernández Mouriño atribuyó en más de una ocasión la demora en la elaboración del documento a los reiterados cambios en la ley de suelo.