Dos gemelas guardan todavía parte de la belleza de que en los años 20 cautivaron a la comarca desde un alto junto a la Nacional-VI, a la altura de O Graxal, aunque ajadas por el tiempo y el descuido. Las Administraciones públicas ignoran año tras año a dos de las joyas del modernismo de la comarca, las casas Bailly, un conjunto arquitectónico cuyo deterioro apena desde hace años a conductores y transeúntes que contemplan el avance del deterioro a su paso por la zona.

Agujeros en suelos y techos, azulejos destrozados, fragmentos de molduras por el suelo o tejados con riesgo de derrumbe son la realidad actual del conjunto. A los achaques de una vejez sin paliativos han puesto la puntilla varios incendios producidos en los últimos años, presuntamente relacionados con la presencia de indigentes o ocupas en el interior de las casas. Para evitar más destrozos motivados por factores humanos, el Concello, titular de las viviendas, ha tapiado puertas y ventanas, aunque varias pintadas y restos de envases dan fe en el interior de los inmuebles de que las visitas han continuado pese al cierre. La vegetación se abre camino en el interior de las construcciones, que en el exterior rodean innumerables plumachos.

La Bailly se hunden sin que ninguna administración lance un salvavidas en forma de presupuesto. El último desplante de los entes públicos fue el proyecto de Plan General de Ordenación Municipal (PGOM) de Cambre, en el que se preveía otorgar a las casas Bailly el menor nivel de protección previsto, el ambiental, lo que no obliga a garantizar su mantenimiento. El Gobierno local revisa hace meses el documento urbanístico, por lo que podría variar la protección para el conjunto, aunque adelanta que no puede recuperarlo sin ayuda.