"El mar es durísimo, no es vida. Pero también es como una droga. No puedo estar lejos de él. Yo fui marinero toda la vida, ya lo era mi padre y mi abuelo y ahora un hijo mío que desde que nació ya buceaba como un pez", cuenta José María Neira Barreiro, un vecino de Xoez, el barrio marinero que dio origen a Mera. En este núcleo tradicional y auténtico, detrás de cada puerta hay un hombre de mar o uno de sus descendientes. Y en la casa de José María se encuentra además una pieza marinera singular, una bughina, una caracola de las que utilizaban tradicionalmente para hacerse señales desde los barcos, y cuya historia ha rescatado el Club Náutico Punta Bufadoiro.

La espectacular caracola, con un barco de pasaje y una bandera de una compañía naviera pintados, lleva noventa años en esta vivienda. Pertenecía a Juan López Moscoso, que navegó durante muchos años en barcos de bandera norteamericana.

"Este marino un día, viniendo en una buceta desde A Coruña para Mera, a mediados de los años veinte, vio que le hacían señales desde un barco y se acercó. Eran alemanes, y por señas entendió que le pedían si los bajaba a tierra. Entonces aún no había donde atracar en A Coruña y fondeaban en la bahía. Él los llevó y un marinero le regaló esta pieza", explica José María Neira.

Juan López guardó toda su vida esta bughina. Estuvo emigrado en Nueva York y cuando tuvo dinero ahorrado volvió para Mera e hizo la casa de Xoez donde ahora vive Neira. Tuvo dos hijos, que emigraron y se casaron en Estados Unidos, y una hija, María, que se quedó en Mera.

Moscoso llegó a formar parte de los gobiernos municipales por el Partido Republicano Radical y también estuvo en la directiva de la Sociedad de Pescadores Civilización y Trabajo de Mera, según narra Jorge Portela, responsable del club Punta Bufadoiro que ha iniciado una labor de investigación y rescate de la historia marinera de esta localidad, hasta ahora algo olvidada.

"La hija de Juan López fue la que me dejó la casa, mi familia vivía al lado, y heredé también la caracola. Que no la cambio por nada. Y se la dejará también a mis hijos, y espero que la conserven también y se la dejen a lo suyos. Uno de mis hijos ya me dijo: no se te ocurra dársela a nadie", añade José María.

Jorge Portela fue el que averiguó la procedencia de esta bughina gracias a la bandera y las iniciales que tiene pintadas en su interior: HSDG.

"La Hamburg Südamerikanische Dampfschiffahrts-Gesellschaft era una compañía nacida en 1872, que hoy aún existe, conocida como Hamburg Sud, y es una de las compañías navieras más punteras en el tráfico marítimo mundial, con más de 140 años de historia".

Según este directivo del club, a mediados de los años sesenta la compañía se dedicó al transporte de cargamentos y también al de viajeros entre Europa y Sudamérica. Llegó a tener 52 barcos".

Esta bughina ornamentada, un símbolo de la amistad y gratitud de aquellos alemanes y un vecino de Mera, es un vestigio de unos años en los que Xoez era el único barrio que existía en la localidad y donde casi todos los vecinos vivían del mar.

"Yo estuve de marinero desde los 16 años. Toda mi vida. Al final, con barco propio. Siempre por el litoral. Recuerdo un verano que estuvimos tres meses en Avilés, venía para casa el viernes y el domingo a las cinco de la tarde para Avilés de vuelta en autobús y ya al llegar subías al barco y ya te ponías a hacer hielo. Algunas situaciones de peligro... Es muy duro. Pero cuando te acostumbras a él no puedes estar muchos días lejos", subraya José María Neira.

Esta caracola es un recuerdo de un barco alemán pero los vecinos recuerdan también que hace muchos años naufragó una lancha en la que varios marinos habían bajado del barco para ir a la verbena y al regresar se ahogaron. Un descendiente de un alemán superviviente reside también en las cercanías de la localidad.