Por si el casco histórico de Betanzos fuese poca joya patrimonial, bajo tierra esconde todo un entramado de túneles y ramales, algunos de hasta ochenta metros de largo, que constituyen un gran misterio. "Es algo único", explicó ayer José Soto, portavoz de la Asociación Dédalo de Brig, que junto con Espeleo Club Descenso de Cañones han explorado estas galerías subterráneas que deben ser analizadas en profundidad cuanto antes ante el riesgo de derrumbe. Se acaba de descubrir una filtración de agua en una de las entradas de estos pasadizos, en la calle Alfolí, y hay riesgo de que se venga abajo por lo que ha sido cerrada.

"Hemos pedido un presupuesto a la Universidad de lo que costaría hacer un escaneo en 3D con georradar de todo el subsuelo del casco histórico. En la Universidad de Valencia tienen el georradar más caro, que se usó para las pirámides de Egipto. Después de que nos den el presupuesto se los presentaremos al Concello y a la Diputación para que lo financien, señaló José Soto. Técnicos de las Universidades de Valencia y Lugo quieren colaborar en este mapeo de las misteriosas galerías que atraviesan la zona vieja siguiendo el trazado de las antiguas calles.

En febrero de 2002 el Concello de Betanzos contactó con un grupo de espeleólogos, entre ellos Antonino Santos, para que investigase la existencia de varias galerías y pozos subterráneos en el casco histórico. En ese mismo año el club Descenso de Cañones ya exploró una de las galerías, la que tiene entrada desde una casa particular en la calle Alfolí. Hasta el momento han encontrado cinco pasadizos, todos con entre uno y cinco ramales, que desembocan en la iglesia de Santa María do Azouge.

Las entradas de estas grutas están en viviendas o patios particulares, con puertas o ya tapiadas, o cerradas por derrumbes. Los propietarios o no le daban importancia o ya habían olvidado su existencia. Tras esta primera exploración en 2002, en 2012, ya con la asociación Dédalo de Brig creada dos años antes precisamente para investigar estos túneles como uno de sus objetivos principales, se entró en otros pasadizos. Las entradas a estos túneles muchas veces son arcos de piedra, y en su interior se han ejecutado muros de piedras perfectamente alineados para reforzar. En algunos ramales se encontraron botellas de vino, pues se reutilizaron como bodega.

Las hipótesis iniciales son que se trata de antiguas minas de azogue (mercurio) porque existen textos sobre al año 1785 sobre su explotación en la ciudad y sobre una orden para tapiar acceso a las cuevas. "Pero yo no lo creo. No hay rastro de trabajos de minería, de excavación. Tampoco se ve que hubiesen sido antiguas alcantarillas. Esto tiene que ser estudiado en profundidad. Yo estoy en la mesa de turismo de la Reserva da Biosfera y creo que debería adecuarse y abrir uno de los túneles para el turismo, sería un atractivo más", subrayó Soto.