Dentro de algunos años ellos podrán decir que contribuyeron a crear la fraga que sustituyó al espeso eucaliptal que durante años arrebató las vistas al mirador de As Mariñas. Los 31 voluntarios que acompañaron a la Fundación Fragas do Mandeo en la recuperación del monte de A Espenuca han dedicado 386 horas de su tiempo a la recuperación de una parcela de 16.846 metros cuadrados del monte en que se asienta la iglesia de Santa Eulalia y bajo cuyos pies discurre el Mandeo .

Finaliza un año de duro trabajo y toca echar la vista atrás, al día en que la asociación de custodia del territorio y el Concello de Coirós firmaron un convenio que ha trasformado al menos parte de un enclave natural abandonado durante años. La parcela ya está limpia de eucaliptos, una senda cruza la finca y un panel informativo permite identificar las nueve especies de árboles autóctonos y contemplar unas vistas inexistentes durante años.

Todavía queda mucho trabajo por delante, pero la transformación de A Espenuca es más que patente. La Fundación Fragas do Mandeo, que afronta ahora el reto recuperar aún otras dos parcelas que suman 47.082 metros cuadrados, incide en que el "cambio radical" de esta zona demuestra la eficacia de la custodia del territorio como instrumento de conservación de la naturaleza.

"Hay momentos para hablar y momentos para actuar. Momentos en los que arreglar el mundo tomando un vino con los amigos y otros en los que llevar a la práctica aquello en lo que se cree", animan desde el colectivo, que celebra sus seis años de existencia con un nuevo convenio con Coirós para crear la primera microrreserva de anfibios de Galicia.

El trabajo da sus frutos. Y A Espenuca será en breve sede un campamento internacional para contribuir a recuperar el monte.