Los residentes en un edificio de República Arxentina, en Sada, conviven desde hace quince días con unos vecinos más que indeseables, las pulgas. Dos de las afectadas aseguran que los insectos se han hecho fuerte en un piso arrendado y que se encuentra actualmente vacío.

"Los inquilinos se fueron y dejaron abandonado a un perro. El pobre estuvo más de una semana solo, aullaba sin parar. Llamamos a la policía y a una protectora de animales y al final alguien le abrió la puerta y huyó", relata Yolanda Manteiga, una de las afectadas.

Esta vecina y la propietaria de otro piso, Marisa, aseguran que solo unos días después comenzaron a notar molestias. "Al principio tenía la sensación de que me picaba todo, pero no le daba importancia. Hasta que un día mi hijo me dijo: 'mira mamá, tengo la pierna llena de pulgas", relata Yolanda.

Alertados , los vecinos se pusieron en contacto con la dueña del piso, que les explicó que la vivienda continuaba arrendada y que había denunciado el caso en el juzgado, pero que no podía actuar hasta disponer de autorización. Las afectadas denuncian que sus familias se han visto obligadas a tomar medicación para hacer frente a la plaga y urgen medidas ante una situación que califican de insostenible. Yolanda es una de las vecinas más afectadas, dado que está sometida a un tratamiento que hace que su exposición a estos insectos sea especialmente desaconsejable, como recoge un parte médico. Esta vecina asegura que solicitó sin éxito al Concello y a la Consellería de Sanidade que tomasen medidas. "Sanidade dice que le corresponde actuar al Ayuntamiento, y el alcalde dice que no puede hacer nada hasta disponer de una orden judicial. Mi médico dice que tienen que tomar medidas ya, que es un problema de salud", incide esta vecina,

El Gobierno local sostiene que no pueden actuar hasta que el juzgado dé permiso y asegura que el piso está actualmente habitado y que debe ser la propietaria la que denuncie el caso.