-Los vecinos siguen sin explicarse lo sucedido. Dicen que no tienen la sensación de que lloviese tanto. En su informe lo achacan a que no fue tanto la intensidad de la lluvia como su duración.

-Efectivamente. No fue un episodio de lluvia muy intensa, sino de lluvia muy continuada. Si contabilizas la lluvia caída en 24 horas está en torno a los 90 litros por metro cuadrado cuando la media en esta zona está en 45. Ese efecto anula la capacidad del terreno de absorber agua, el suelo ya estaba colmatado.

-Y coincidió con la pleamar...

-Sí, coincidió con una pleamar que hizo que la capacidad de los tubos que evacuan el agua que viene de los ríos se viese más comprometida. El sistema de drenaje ya no era capaz de evacuar toda la cantidad de agua que ya estaba arrastrando toda la cuenca y el hecho de que la marea cogiese un pico hizo que la capacidad de evacuación fuese aún menor y produjo el punto máximo de inundación.

-¿Qué posibilidades hay de que vuelva a ocurrir algo así?

-Se dan muchos elementos excepcionales y es muy difícil calibrar cuando pueden volver a suceder todos juntos. Lo que sí es cierto es que desde el punto de vista del episodio de lluvia, los técnicos han calculado que tiene un periodo de retorno de 25 años, digamos que este tipo de fenómenos se producen de forma estadística una vez cada 25 años. Es una estadística sujeta a discusión, no es exacta. Podría pasar el año que viene y no pasar en 50 años.

-¿Qué obras es preciso acometer para que no se repita?

-Hay varias opciones de mejora con técnicas de drenaje urbano sostenible. Hemos hecho un análisis de la capacidad de drenaje de las tuberías del tramo final del río y haciendo una simulación estimamos que la sustitución de las tuberías ovoides por una sección cuadrada del mismo contorno permitiría que la capacidad de desagüe fuese mucho mayor. No se habría producido la situación de inundación. Esa podría ser una solución de carácter inmediato que garantizaría la seguridad ante un evento de estas características. Al margen de eso, entendemos que hay otras soluciones desde el punto de vista de sostenibilidad que hay que estudiar. Como los problemas que surgen en la zona del polígono de Bergondo o zonas de regatos mal mantenidas? Son cuestiones que hay que analizar y que requieren soluciones a más largo plazo.

-¿Qué podría hacerse para mejorar el drenaje del polígono de Bergondo?

-Existen una serie de técnicas para limitar la capacidad de retención en superficies muy urbanizadas, como los famosos tanques de tormenta o balsas de retención o la a separación entre las aguas pluviales y residuales, ya que parece que en el caso de este polígono hay algún problema. Habría que hacer un análisis en profundidad.

-Afectados critican que no se abriesen antes las compuertas.

-Lo que la gente llama compuertas son trampillas, aliviaderos de agua residual que en situaciones concretas pueden emplearse como un elemento de drenaje. En situaciones menos extremas puede que esa pequeñísima aportación de la trampilla hubiese salvaguardado alguna situación, en este caso habría sido absolutamente irrelevante.