La actual depuradora de la urbanización de O Xunqueiro es un alpendre encima del acantilado, con una balsa al aire libre que recoge las fecales, un reactor y una decantación antes de verter a la ría. Estas instalaciones que dan servicio a dos edificios de 46 apartamentos y unas 30 casas, "se encuentran actualmente en un estado de deterioro avanzado, con fugas de la balsa de reacción al exterior de la depuradora, por filtraciones en las paredes, placa de cubierta con armaduras a la vista y con corrosión muy avanzada, condiciones higiénicas y ergonómicas muy deficientes, accesos muy deteriorados y con grave riesgo de caídas a distintos niveles". Así han descrito los técnicos la actual planta de tratamiento, en un estado que ha llevado al alcalde a reconocer en varias ocasiones que se vertía directamente al mar.

El Concello acaba de sacar a contratación por fin la construcción de una auténtica depuradora, por 167.340 euros y un plazo de ejecución de tres meses. La nueva planta tendrá un tanque de sedimentación primario, contador biológico y desinfección ultravioleta, además de una estación de bombeo debido a las cotas de la red existente respecto a las parcelas sobre las que se instalará la depuradora (municipales), y que hace necesario elevar las aguas hasta la entrada del canal. Se instalarán también arquetas y un caudalímetro.

En esta zona de Mera, al borde del acantilado, se construyeron en los años setenta dos edificios de viviendas, de 17 y 29 pisos respectivamente, al borde de los acantilados. También se levantó una treintena de casas. Existen otras treinta parcelas que también podrían albergar casas, por lo que el Concello trabaja con la hipótesis de un centenar de viviendas y un horizonte futuro de unos 318 habitantes en esta urbanización. Por esta razón se pretende construir una depuradora que no necesite más obras o mejores en un futuro.

El proyecto de la nueva depuradora de O Xunqueiro ya se inició en 2012, cuando Augas de Galicia convocó un concurso para redactar el proyecto de esta infraestructura, del que resultó adjudicataria Eiger-Eyser, pero hasta 2015 Augas no remitió el estudio al Concello.