No ha habido sorpresas. La sección tercera de la Audiencia Provincial de Oviedo ha condenado a 33 años y 5 meses de prisión a David Fuentes, natural de Cambre, y Fadila Chardoud por la muerte del pequeño Imran, el niño que apareció muerto en el interior de una maleta junto a las vías del tren en las cercanías del apeadero de La Argañosa, en Asturias. La magistrada presidenta de la sección, Ana Álvarez Rodríguez, ha dictado la sentencia atendiendo a la decisión del jurado popular y a la solicitud del fiscal encargado del caso, que pedían la misma pena para los acusados.

Aunque la sentencia considera a David Varela autor material de los hechos que acabaron con la vida del hijo de la que entonces era su pareja, la madre del pequeño, Fadila Chardoud, también está considerada como autora del delito de asesinato. En el fallo se condena a ambos por un delito de asesinato con la agravante de parentesco, tres por malos tratos habituales, cinco por un delito de lesiones y cinco meses por profanación de cadáveres.

El cadáver del pequeño Imran fue hallado en octubre de 2014 en el interior de una maleta, junto a las vías del tren cercanas al apeadero de La Argañosa, uno de los crímenes más brutales que se recuerdan en Oviedo. La sección tercera de la Audiencia Provincial ha juzgado, con jurado popular a la madre del pequeño y su entonces pareja para los que el fiscal, Tomás Álvarez-Buylla, solicitaba una pena de 33 años y 5 meses por cabeza como supuestos autores de los delitos de asesinato, maltrato habitual, lesiones y profanación de cadáveres.

El Tribunal Superior de Justicia de Asturias (TSJA) desestimó que la declaración policial y judicial que hizo el padrastro de Imran fuese declarada nula, tal y como había solicitado su abogado, Fernando de Barutell, al entender que se habían vulnerado los derechos fundamentales de su representado. Durante el proceso para dirimir si la declaración de David Fuentes no tenía validez, la Policía Nacional argumentó que el acusado no estaba en condiciones de prestar declaración la noche de su detención debido "a su agotamiento físico y psicológico", así que fue mejor tomársela "a primera hora de la mañana, una vez que hubiese recuperado la serenidad del juicio". La Jefatura Superior de Policía de Asturias elaboró un escrito de dos folios después de que el primer abogado de oficio del acusado remitiese un informe al Juzgado de Instrucción número 3 de Oviedo en el que aseguraba que los agentes le impidieron asistir al detenido esa noche.

La autopsia de Imran fue devastadora. Una rotura del hígado, lesiones en un riñón, múltiples hemorragias, contusiones y serias lesiones en el cráneo, cabeza, tronco y extremidades apagaron la vida del niño, que murió "al menos tres días" antes de que unos operarios lo encontraran dentro de una maleta escondida entre la maleza del apeadero de La Argañosa. Así lo afirmaron dos forenses durante el juicio por el asesinato del pequeño. "Fue una muerte violenta y de naturaleza homicida".

Los médicos le explicaron al jurado popular el pormenorizado análisis que le realizaron al cuerpo evaluando las lesiones externas e internas. A simple vista, apreciaron un gran hematoma en la zona renal, policontusiones y una quemadura en el muslo de la pierna derecha. Luego, comprobaron que tenía roto el fémur derecho "con una separación de los fragmentos", una costilla rota y una luxación en el cuello. La quemadura de la pierna tenía una antigüedad de una semana aproximadamente, mientras que llevaba con el fémur y la costilla fracturados "una media de tres o cuatro semanas". Es decir, el niño sufrió un maltrato brutal que le produjo fuertes dolores y le restó movilidad. "Tuvo que llorar mucho, era demasiado", dijeron los forenses.

Las lesiones que le provocaron la muerte responden a un modus operandi concreto. Le zarandearon, le arrastraron (el cuerpo tenía erosiones y laceraciones compatibles con esa práctica) y por último le golpearon "con muchísima fuerza" contra la pared o el suelo.

Para los médicos forenses, cualquiera de los dos acusados pudo ser el autor material de estos brutales ataques dado que la víctima era un niño de 21 meses y los posibles culpables -Fadila Chardoud y David Fuentes- son adultos 21 y 33 años respectivamente en aquel entonces.