"No hemos recibido nada de nada", afirma Nieves sin ocultar su indignación. Ella y su padre tuvieron que ser rescatados hace un año del interior de su vivienda, totalmente anegada por la riada. No tenían seguro y asegura que no ha recibido ningún tipo de compensación por lo ocurrido. Consultada por la colaboración del Ayuntamiento se muestra tajante: "Del Concello ni me hables".

Uno de sus vecinos de la calle Cambre, también sin seguro, afirma que él sí recibió ayudas del Estado para arreglar los desperfectos. Prefiere pasar página. "Nunca había pasado algo así", afirma este residente, que cree que influyó que "no se abriesen las compuertas" (en alusión a unos desagües de residuales). En estas calles, Abegondo, Cambre y Culleredo, es patente el malestar con las administraciones. Los vecinos cuestionan la actuación de emergencias y exigen más limpieza del río y mejoras en la canalización de la calle Venezuela. De momento, la Xunta ha rechazado las peticiones del Concello, reclamadas por unanimidad en el pleno, y el PP se ha opuesto en el Parlamento a incluir Sada en el mapa de zonas con especial riesgo de inundación.

Los comercios que se vieron afectados por la riada reanudan su actividad, algunos con más dificultad que otros. La propietaria de Telas M&L tuvo que pagar de su bolsillo los arreglos, no recibió ninguna ayuda. "Lo que interesa ahora es que se no se repita", incide. Como otros muchos afectados, denuncia que el boom urbanístico no fue acompañado de infraestructuras adecuadas y exige mejoras. Ella, dice, tuvo suerte. Recuerda que otros, como Sadasol o Serviaqua, tuvieron que cerrar sus puertas o trasladarse.