El alcalde de Oleiros, Ángel García Seoane, tenía ayer un "cabreo monumental" porque le llamaron por la noche alertado por vecinos de que la Casa Silva de Bastiagueiro, una de las viviendas que el Concello presta gratis a los jóvenes para sus fiestas, albergaba a unas 400 personas cuando el máximo permitido son 50. Además García Seoane denunció que dejaron "una tonelada de basura, cristales rotos por el suelo y pintadas en los baños".

"Había gente vendiendo alcohol que está prohibido, hasta hicieron negocio, y les sobraron hasta treinta cajas de cerveza", declaró Seoane, quien anunció además que el joven que solicitó el préstamo de la casa "tendrá que asumir todos los costes de limpieza y reparación de la casa y de la finca y no podrá volver a recibir en préstamo" ninguna de las casas que cede el Concello.

El jueves, coincidieron dos fiestas en la playa de Bastiagueiro. Una, de tipo deportivo, donde los estudiantes del INEF practicaron distintos deportes hasta alrededor de las 21.30 horas. Según contaron algunos de ellos, que aún estaban ayer al mediodía en la zona junto con las cajas de cerveza sin usar y tres neveras, "se hacían batidas cada hora y la playa quedó perfecta".

Por la noche, ya en la Casa Silva, se celebró el acto informal (el formal es la graduación) de los de cuarto de Ciencias del Deporte, que ya hace años que lo festejan en esta propiedad municipal. "Contratamos un servicio de limpieza, que salió más caro que la comida. Alguien rompió una ventana, es cierto, e hicieron una pintada en el baño, pero cuando llegaron los del Concello a limpiar por la mañana ya le dijimos al alcalde que aún estábamos limpiando nosotros, teníamos todo metido en bolsas de basura, estaban amontonadas fuera", explicó uno de los participantes en la fiesta. Al mediodía la Casa Silva estaba limpia y solo quedaban algunos botellines de cerveza vacíos junto al parque.