Dirige el Plan Coordinador de Servicios Sociales de As Mariñas y lleva las riendas del área en el Concello de Oleiros. Ignacio Crespo ha sido uno de los impulsores del comité ético que abordará los dilemas a los que se enfrentan los profesionales y políticos a diario.

-¿Cómo surgió la iniciativa?

-La idea surgió en la junta de técnicos que se celebró en el pazo de Mariñán. Salió a relucir el tema de la ética y buscamos a alguien que pudiese hablar sobre el tema. Contactamos con Virxinia Alonso, experta en bioética y durante los talleres se planteó la posibilidad de hacer un comité de ética de As Mariñas. A todos nos pareció muy interesante. Contactamos con José Antonio Seoane, una referencia en Galicia, y surgió esta iniciativa.

- Hay experiencias similares en País Vasco o Cataluña. ¿Qué han aportado sus comités de ética a la gestión de los servicios sociales?

-Más que aportar a la gestión, aportan a la manera de hacer las cosas. A la hora de intervenir en situaciones de marginación, exclusión o desigualdad tenemos que aportar valores de respeto, confianza, equidad y justicia. Aportar esos valores al quehacer diario nos ayudará a establecer los protocolos de actuación, a dilucidar qué actuación es la más correcta en determinadas situaciones en que se plantean dilemas éticos, como hasta qué punto entrometernos en la vida de las personas. Son temas que pueden parecer superficiales, pero en servicios sociales no se trata solo de cubrir las necesidades básicas, sino de hacerlo con respeto.

- ¿Cómo concejal de Servizos Sociais se ha enfrentado a ese tipo de dilemas?

-Todos los días. De hecho, tenemos varios sobre la mesa. A veces te llegan informaciones de terceros sobre personas que viven de una forma distinta a los usos y costumbres de nuestra sociedad. Y te preguntas ¿tengo derecho a meterme en su vida?, ¿hace daño a alguien? Reflexionar sobre cómo debemos actuar es muy importante.

- Hablan de erradicar malas praxis. ¿Por ejemplo?

-No se trata de malas praxis intencionadas, pero a veces se dan actuaciones que puede que no sean del todo respetuosas. ¿Recuerdas el caso de Julius en A Coruña? La gente decía que no podía vivir así, pero un juez dictaminó que era su decisión. A mí me paso un caso similar con un señor que estaba incapacitado y planteamos llevarlo a una residencia. Recuerdo que una auxiliar le dijo que ahí iba a estar bien, que iba a tener televisor y él dijo: 'yo para qué quiero un televisor, yo quiero estar con mis animales'. Y yo pensé, pues tiene razón. A veces damos por hecho lo que es bueno para una persona. Son dilemas sobre los que está bien reflexionar.