Las ostras han regresado a la ría de O Burgo después de que desde la segunda mitad del siglo XIX hasta principios del XX estos bivalvos tuviesen tal calidad y fama que se mandaban a la Casa Real y se servían como gran lujo a famosos como Lola Flores o Manolo Caracol que acudían a comerlas al parque de Carnicero en Oleiros. En marea baja, en las pequeñas playas y roquedales en las orillas de la ría es fácil ver docenas de ostras, para sorpresa de los vecinos del entorno, como los que residen en la urbanización O Paraíso en la orilla oleirense, el gran pulmón verde de la ría donde está en marcha la construcción de una urbanización.

El colectivo de los mariscadores de la ría lo confirma: "Hay una invasión de ostra, no es la plana, la que recogemos nosotros, sino la rizada, de bajo valor en el mercado porque es una variedad más deforme, menos bonita para presentar en el plato y que siempre está pegada a piedras y cuesta mucho trabajo desincrustarlas. Hace tres años y pico que empezamos a verla y ahora hay montones, cuando faenamos las vamos apartando", explica el portavoz de la Asociación de Mariscadores de a Pie, Manuel Baldomir.

Los mariscadores coruñeses no comercializan la ostra rizada, llamada también ostra japónica u otras del pacífico, solo la plana. "La rizada la vendes a veinte céntimos la pieza, y limpiarla te lleva quince o veinte minutos y hay que depurarla. La plana la vendes por más del doble y no hay que separarla de las piedras, no se agarra tanto", añade Baldomir.

Aunque en A Coruña no se explota, la ostra rizada es la más cultivada en el mundo porque se adapta fácilmente al medio y tiene un crecimiento muy rápido. De hecho esta especie, asiática, es considerada invasora aunque no figure como tal en el catálogo español. Según los expertos esta variedad es capaz de alterar el sustrato y los nutrientes e incluso modificar la dinámica de sedimentación de la costa, además de desplazar a otras especies.

La proliferación de ostra rizada no es un fenómeno nuevo en Galicia. Desde hace unos años en la ría de O Barqueiro, en la mariña lucense, las mariscadoras extraen la ostra japonesa. Hasta el año 2010 más o menos nadie la quería pero poco a poco se ha empezado a comercializar y en Lugo es ya una importante ayuda económica para el sector marisquero, que ha tenido que cambiar la forma de trabajar para extraerla, pues para sacarla de la roca hay que tirar de martillo y cincel.

Aunque no tiene un aspecto tan estético como la ostra plana (la propia de las rías), las ventajas que presenta de buena adaptación y rápido crecimiento es lo que está haciendo que empiece a ser explotada. Según un biólogo de la Xunta los cambios en las corrientes, y en consecuencia de los bancos de arena, hacen que disminuya la producción de coquina y aparezca la ostra rizada. Esos cambios en corrientes se producen por obras en el mar, como ampliación o construcción de puertos y pantalanes.

Las otras que se pueden ver por la ría de O Burgo en marea baja son oscuras, llenas de algas y pegadas a piedrecillas, con la concha muy ondulada. Las hay de tamaño notable y sobre todo algunas tienen un peso importante. El regreso de este bivalvo a este espacio de la comarca ha hecho recordar a los vecinos de Oleiros el antiguo parque de ostras Carnicero, propiedad del industrial coruñés Enrique Carnicero Ríos, así como la casa que le construyó el prestigioso arquitecto Rafael González Villar al borde del puente de A Pasaxe y que todavía hoy está en pie, tras construirse alrededor de 1916.

La casa tenía metros abajo la ría con el vivero de marisco y un merendero donde acudía a comer la gente famosa como Lola Flores o Manolo Caracol, según recuerdan los más mayores de Oleiros. Allí también se hacían muchos negocios. El propietario también abrió en el bajo de la casa un bar y estanco. El inmueble tiene protección y está catalogado en el plan general de Oleiros pero esta joya arquitectónica va camino del desplome por su mal estado, total abandono y actos vandálicos, aunque aún conserva su espectacular interior de madera.

Esta casa, y estas ostras que vuelven son vestigios que indican la increíble riqueza que tuvo en su día, y que podía volver a poseer, la ría de O Burgo, si las Administraciones luchasen por ella. Como han indicado muchos expertos, podría ser el gran motor de riqueza sustentable de la comarca, si de una vez el Estado invierte en ella para sanearla, para que vuelva a producir mariscos, peces como anguilas y sollas que tenía antiguamente. Ya es punto de interés por ser uno de los grandes refugios de aves en invierno, más de 3.000. Su limpieza y protección es más que urgente.